
Hace algunas décadas, se creía que la rana arlequín del ‘Monito’ había sido una víctima más de la extinción de especies que atraviesa el planeta. Pero un reciente hallazgo realizado por estudiantes de la Escuela de Biología de la Universidad Industrial, en el departamento de Santander, remarca la importancia de proteger los ecosistemas del país.
Lo inusual de este descubrimiento es que este pequeño anfibio endémico (conocido científicamente como Atelopus monohernandezii) se consideraba extinto ¡desde hacía más de cuatro décadas! Entre los causantes reconocidos de su desaparición están la pérdida de su hábitat y una enfermedad relacionada con el hongo quítrido, dos amenazas que aún persisten.
La historia de la extinción que no fue
El último avistamiento de un individuo de rana arlequín del ‘Monito’ había sido realizado en el año 1983, en la localidad de Virolín, un corregimiento de Charalá, en Santander. Durante las décadas siguientes, los expertos consideraron que la especie se había extinto como resultado de una serie de factores devastadores, como el impacto del hongo quítrido (Batrachochytrium dendrobatidis) y la destrucción de sus ecosistemas por parte del hombre.
Este anfibio de colores vibrantes y hábitos diurnos pertenece al grupo de los sapos arlequines y tiene preferencia por aquellos hábitats cercanos a las quebradas andinas. Al tratarse de una especie que opta por bosques húmedos y tropicales, su redescubrimiento es una muestra de la importancia de las áreas protegidas (como el Santuario de Flora y Fauna Guanentá) para su desarrollo.

Pero a pesar de que su hallazgo brinda cierta esperanza, los expertos advierten que su situación continúa siendo muy vulnerable. Esto se debe a que, sin medidas que protejan sus hábitats de la propagación de enfermedades y que monitoreen de forma constante a sus poblaciones, esta y muchas otras especies de ranas estarán condenadas a extinguirse de forma definitiva.
¿De dónde proviene su peculiar nombre?
La rana arlequín del ‘Monito’ fue denominada así en homenaje al reconocido biólogo y naturalista colombiano Jorge Ignacio Hernández Camacho, apodado así por colegas, estudiantes y amigos. Este científico fue pionero en la investigación y protección de la biodiversidad colombiana, y su trabajo marcó un antes y un después en la biología de conservación del país.
Además, Hernández Camacho se destacó por su defensa de los ecosistemas más vulnerables. Por este motivo, la comunidad científica ha considerado el hallazgo de esta rana como un recordatorio y una reafirmación de que vale la pena seguir luchando por defender la biodiversidad.
¿De qué depende su futura supervivencia?
La supervivencia de la rana arlequín del ‘Monito’ depende exclusivamente de los esfuerzos que, de ahora en más, realicen las autoridades para poner un freno a las problemáticas que las ponen en riesgo. De hecho, esta no es la única especie amenazada. Un 80% de los sapos arlequines se encuentran en peligro crítico de extinción debido a la contaminación del agua, y a la pérdida de sus hábitats como consecuencia de la deforestación y la expansión de la frontera agrícola ganadera.
Otro de los desafíos tiene que ver con la eliminación del hongo quítrido culpable de miles de extinciones masivas de anfibios en todo el mundo. Se trata de un hongo que ataca la piel de las ranas, impidiéndoles respirar y mantener su equilibrio hídrico. Pero para lograr deshacerse de este hongo, es fundamental poner un freno al cambio climático y al comercio de especies silvestres.

Por último, organizaciones ambientalistas como Greenpeace Colombia han resaltado la importancia de combatir la contaminación de las fuentes de agua con plásticos y productos químicos, y la propagación de especies invasoras como peces y mamíferos (que compiten de forma directa por su alimento y depredan a los renacuajos de estas especies).