
Un aguará guazú que fue rescatado en un barrio de Paraná en octubre de 2023 fue liberado en la reserva El Potrero, en Entre Ríos.
Se trata del cánido más grande de América del Sur, y se considera como un animal solitario, tímido y esquivo, el cual durante décadas fue víctima de supersticiones. En el imaginario popular criollo, fue confundido con el lobizón, el supuesto séptimo hijo varón condenado a transformarse en criatura en las noches de luna llena.
La reintroducción del ejemplar fue posible gracias al trabajo conjunto del área de Fauna de la provincia, la Fundación Rewilding Argentina, Fundación Temaikén, y la Granja La Esmeralda, en Santa Fe, donde recibió atención veterinaria especializada luego de ser rescatado.
Desde el medio LA NACION explicaron que presentaba una fractura en una de sus extremidades y llegó con signos de estrés. Fue el equipo del veterinario Antonio Sciabarrasi quien lo estabilizó y acompañó su recuperación.
“En Entre Ríos siempre hubo pocos registros. Todo lo malo que se dice de ellos no es cierto”, explicó Sciabarrasi, en diálogo con medios locales.
Una vez finalizado el tratamiento, el animal fue trasladado a El Potrero, en las afueras de Gualeguaychú. Allí vivió un período de adaptación en un predio de presuelta de dos hectáreas y media, donde pudo moverse con libertad, cazar, y volver a conectarse con su entorno natural.
La liberación, que se concretó el 26 de junio, fue monitoreada por especialistas mediante un collar satelital, para observar su desplazamiento y actuar si fuese necesario.
“Nos emociona haber participado en este proceso. Su recuperación fue un aprendizaje. Queremos que vuelva a su hábitat, pero también que esta historia ayude a cambiar la mirada sobre esta especie”, señaló Azul García Uriburu, responsable de la reserva.
El aguará guazú es un gran indicador ambiental: solo sobrevive en ecosistemas sanos. Por eso, su presencia dice mucho más que lo que se ve a simple vista. Habla de humedales preservados, de equilibrio, de respeto por la fauna nativa.