Biodiversidad: 5 animales más raros de Argentina y su importancia

Un huemul adulto de pelaje marrón claro camina entre pastizales secos en un paisaje patagónico.

Aunque los animales no conocen de fronteras, existen en Argentina especies emblemáticas que son orgullo y representación de su tierra, que cuenta con una fauna tan variada como asombrosa.

Elegir los cinco animales más raros es un desafío, y también una arbitrariedad, ya que los criterios por los que se podría nombrar a diversas especies son muchos y subjetivos. Sin embargo, todos los animales elegidos comparten una triste realidad: según las organizaciones ambientalistas del país, como Greenpeace Argentina, se encuentran amenazados por el cambio climático. 

Biodiversidad única en los rincones más diversos de Argentina

Argentina se distingue por tener una de las faunas más variadas de América del Sur, en la que conviven animales conocidos en todo el mundo con otros menos visibles pero igualmente esenciales. Aunque los límites geográficos no rigen para la naturaleza, ciertos ejemplares se han convertido en símbolos nacionales por su rareza, su función ecológica o su grado de vulnerabilidad. Algunos de ellos representan no solo la riqueza de los ecosistemas locales, sino también la urgencia de proteger lo que nos identifica como país.

La diversidad de especies argentinas es tan amplia que establecer un listado con los cinco animales más extraños resulta tan desafiante como subjetivo. Esta selección responde a una intención más representativa que científica: destacar a aquellos que reúnen características poco comunes, una alta relevancia ambiental y un nivel de amenaza preocupante. Cada uno, a su manera, refleja parte de la identidad natural argentina y la necesidad de preservarla frente a los cambios acelerados que sufre el entorno.

El huemul es un emblema en retroceso

El huemul es una especie de ciervo autóctona del extremo sur argentino que ocupa un lugar destacado en la historia nacional, ya que su figura aparece en el escudo oficial del país. Esta especie, propia de los bosques andinos patagónicos, se ha convertido en una señal de la salud de esos ecosistemas: su presencia indica que el equilibrio ambiental aún no se ha perdido.

De cuerpo macizo y pelaje marrón claro, este ciervo ha visto disminuir dramáticamente su población como resultado de múltiples amenazas. La caza ilegal, la alteración de su hábitat por el avance humano y la introducción de animales foráneos lo han empujado al borde de la desaparición. Hoy se estima que no quedan más de 1.500 ejemplares en libertad, distribuidos en grupos aislados con escasa capacidad de reproducción, lo que compromete seriamente su recuperación a largo plazo.

El tatú carreta modifica el ambiente bajo tierra

El armadillo gigante, conocido localmente como tatú carreta, es el más grande de su tipo y habita principalmente en el norte del país. A pesar de su escasa visibilidad y comportamiento reservado, este mamífero desempeña un papel crucial en los ecosistemas del Gran Chaco, ya que con sus túneles favorece la regeneración del suelo y brinda cobijo a otras especies.

La existencia del tatú carreta está amenazada por la pérdida de hábitat y la presión de la caza. El Ministerio de Medio Ambiente ha destacado en informes anteriores que su dieta se compone mayormente de insectos, como hormigas y termitas. Es un animal solitario y de hábitos nocturnos, lo que lo hace difícil de observar en la naturaleza. Puede recorrer largas distancias y nadar, y al sentirse en peligro adopta una postura erguida apoyado en su cola para detectar olores o defenderse mostrando sus garras.

El macá tobiano es un habitante esquivo de los lagos australes

Una de las aves más singulares de la región patagónica es el macá tobiano, cuya existencia fue registrada por primera vez en la década del setenta. Este descubrimiento reciente resalta su carácter esquivo y su localización limitada a los humedales y lagos glaciares de la provincia de Santa Cruz, donde desarrolla todo su ciclo de vida.

Con su plumaje bicolor y sus rituales de cortejo llamativos, esta ave depende por completo de ambientes de agua dulce, que además de proveerle refugio contribuyen al control del clima y a la purificación del agua. El avance de infraestructuras, la llegada de especies no nativas y los efectos del cambio climático han puesto en riesgo su población. Sin embargo, acciones de protección ambiental han logrado frenar en parte su declive y comienzan a dar resultados positivos.

El tapir cumple un rol clave en la regeneración del bosque

Este mamífero de gran tamaño, que se reconoce fácilmente por su trompa corta y flexible, ha sido objeto de estudio por su importancia ecológica. Aunque su aspecto recuerda al de un cerdo, sus parientes más cercanos son los rinocerontes. En los entornos selváticos donde vive, el tapir actúa como un agente natural de dispersión de semillas, ayudando a mantener la estructura del bosque.

En territorio argentino, se han identificado dos tipos: el amazónico, más frecuente en las selvas del noreste, y el andino, de presencia más esporádica y ligada al noroeste del país. Ambos enfrentan serias amenazas como la deforestación, la fragmentación del hábitat y la caza. La disminución de estos ejemplares compromete la regeneración vegetal en zonas donde las selvas ya sufren presiones constantes.

El coatí combina sociabilidad y adaptación en la selva

Dentro de los bosques de Misiones y Corrientes habita una especie fácilmente reconocible por su hocico puntiagudo y su larga cola: el coatí. Este animal forma parte de la familia de los mapaches y se caracteriza por su comportamiento grupal, ya que suele desplazarse en grupos numerosos denominados “bandos”.

Su versatilidad le permite habitar tanto regiones selváticas como zonas intervenidas por la actividad humana, siendo frecuente su aparición en áreas turísticas. Aunque para quienes no conocen los ecosistemas subtropicales del país puede resultar exótico, el coatí es un ejemplo de cómo algunas especies logran adaptarse sin perder su vínculo con el entorno natural. Su dieta variada, su movilidad y su inteligencia lo convierten en un actor clave en los ciclos biológicos locales.