
En un mundo en el que el cambio climático ya no es una amenaza futurista sino una realidad palpable, el gas metano es un enemigo que durante mucho tiempo, ha logrado pasar desapercibido. Pero gracias a la tecnología del nuevo satélite Methanet SAT, pronto dejará las sombras para mostrar su verdadero poder contaminante.
El lanzamiento de MethaneSAT, llevado a cabo principios de marzo de 2024, es sin dudas un hito crucial en la lucha contra el cambio climático. Desarrollado en conjunto por la Environmental Defense Fund (EDF), la Universidad de Harvard, y las renombradas empresas tecnológicas SpaceX y Google, este satélite tiene como misión rastrear, cuantificar e identificar las emisiones de gas metano alrededor del planeta.
¿Por qué se dice que el gas metano es un enemigo silencioso?
Durante años, hablar de cambio climático era hablar de un gas contaminante: el dióxido de carbono (CO2). Sin embargo, existe otro gas mucho menos infame, pero mucho más peligroso: el Metano (CH4). Este gas proviene tanto de fuentes tanto naturales, como los humedales y los volcanes; como de aquellas generadas por la mano del hombre, como la extracción de combustibles fósiles, la agricultura o la quema de residuos.

Su importancia radica en su impacto a corto plazo en el calentamiento global, ya que permanece en la atmósfera durante un período de tiempo relativamente breve en comparación con el dióxido de carbono. Se estima que, en un período de 20 años, este gas tiene la capacidad de calentar el planeta hasta ¡80 veces más que el dióxido de carbono!
Pero además, el metano es un precursor del ozono troposférico, un contaminante atmosférico dañino que contribuye a la mala calidad del aire y puede provocar serios problemas para la salud respiratoria de los seres humanos. Por todos estos motivos, monitorear y controlar los niveles de emisión de este gas es fundamental para combatir el cambio climático y sus efectos en el planeta.
¿Cómo funciona el Methane SAT?
El satélite Methane SAT utiliza tecnología de vanguardia. A través de un espectrómetro de alta resolución, este artefacto podrá detectar y medir las emisiones de metano con una precisión sin precedentes. Los expertos involucrados en el proyecto explican que no solo será capaz de identificar las grandes fuentes de emisiones, como las de la industria petrolera, sino también aquellas fuentes más pequeñas y dispersas por el mundo.
El espectrómetro Bruker IFS 125 fue creado por la compañía de armamento aeroespacial Bae Systems. Este aparato funciona como una especie de caleidoscopio que mide la luz que absorbe el metano. Y al combinarse estos datos con el uso de inteligencia artificial, permitirán vigilar y mapear las emisiones de este gas en todo el planeta.
El impacto que podría generar este mapa mundial de emisiones de gas metano
Según los científicos ambientales que participan del proyecto, y como vienen denunciando diversos miembros de organizaciones ecologistas como Greenpeace u Oceana, la reducción de las emisiones de metano tiene el potencial de evitar un aumento significativo de la temperatura global. De este modo, los datos aportados por el Methane SAt no solo podrían contribuir a alcanzar los objetivos del Acuerdo de París, sino que permitirían proteger la salud y el bienestar de millones de personas en todo el globo.

Sin ir más lejos, de acuerdo con el Programa para el Medio Ambiente de la ONU (PNUMA), reducir las emisiones de metano en un 60% podría evitar un aumento de 0,3ºC en la temperatura global para 2045, lo que tendría beneficios significativos para la salud humana y para el medioambiente.
Pero además, la reducción de las emisiones de metano tiene el potencial de reducir la contaminación del aire y mejorar la calidad del aire en las comunidades cercanas a las fuentes de emisiones, lo que podría tener impactos positivos en la salud pública y la calidad de vida de estas personas.