Envolver fruta, carne o pescado en plástico sobre bandejas de polietileno que, finalmente, acabarán en la basura, es una práctica muy habitual en estos días. Sin embargo, no somos conscientes de que esto solo provoca montañas de desechos que contaminan al planeta. El movimiento “residuo cero” busca cambiar esta mentalidad y generar conciencia sobre nuestros hábitos en la gestión sostenible de los residuos.
En esta nota, te contaremos de qué trata este concepto.
¿Qué encontrarás en este artículo? 1. Introducción 2. Residuo cero o “Zero Waste” 3. Un modelo sostenible 4. Un concepto, cinco prácticas 5. Medidas para reducir el volumen de residuos en el mundo 6. ¿Cómo fomentar la práctica de “residuos cero»? 7. Conclusión |
Residuo cero o “Zero Waste”
Este concepto hace referencia a los principios que aspiran a reutilizar los productos para que no vuelvan a la naturaleza en forma de residuos o basura.
En este contexto, el ciclo de vida de los objetos se alarga con el reciclaje y exige incluir en su composición la mayor cantidad posible de materiales biodegradables que no dañen al planeta.
Es, en definitiva, un modelo muy diferente al de la mayoría de los productos que se comercializan en la actualidad. Los mismos suelen estar envueltos o fabricados en plásticos (que tardan entre uno y cuatro siglos en degradarse) y otras sustancias contaminantes.
Un modelo sostenible
La Alianza Internacional Zero Waste promueve la conservación de todos los recursos mediante la producción, el consumo, la reutilización y la recuperación responsable de todos los productos, embalajes y materiales. Sostiene que no es necesario desecharlos al suelo, al agua o al aire para que no contaminen el medio ambiente o perjudiquen la salud humana.
Para esta alianza, alcanzar este objetivo implica a productores, fabricantes e, incluso, consumidores; quienes deben asumir el compromiso de tomar conciencia en el cambio de sus hábitos en la gestión sostenible de los residuos.
Según la Conferencia de Alcaldes en Estados Unidos, el concepto de “residuos cero” abarca todo el proceso, desde el diseño del producto —que incluye el uso y manejo de los materiales de manera que preserven el valor—, pasando por minimizar los impactos ambientales y terminando por la conservación de los recursos naturales.
Un concepto, cinco prácticas
El modelo se resume en 5 acciones:
- Rechazar lo que no se necesita
- Reducir lo que sí se necesita
- Reutilizar todo tipo de materiales. Estos incluyen envoltorios y envases
- ROT, una palabra inglesa que define la acción de descomponer o compostar la materia orgánica para convertirla en abono natural

Medidas para reducir el volumen de residuos en el mundo
El problema del mundo actual es que, a pesar de las iniciativas y acciones que se están tomando para frenar la generación de residuos, estos siguen creciendo a un ritmo preocupante.
Según el Banco Mundial, solo las ciudades generaron 2.010 millones de toneladas de residuos sólidos en el año 2016 (serían 0.74 kilos por persona por día). Si esto no cambia, se estima que para el año 205, esta cifra alcance los 3.400 millones de toneladas.
Ahora bien, ¿qué se está haciendo para evitar este futuro escenario?
El cobro de las bolsas de plástico en tiendas y supermercados para reducir su uso, por ejemplo, es una práctica que ya se ha instalado en muchos países. Estos artículos, al igual que las colillas de los cigarrillos, los envoltorios de comidas o las botellas plásticas, se encuentran entre los objetos que más contaminan los océanos.
Reducir el uso de las bolsas también es una de las metas del Parlamento Europeo que contempla incentivos industriales para desarrollar alternativas menos contaminantes , junto con la recogida del 90% de los envases de plástico de las bebidas (los de un solo uso) para el año 2025.
Algunos países, como España, tienen prohibido el uso, la comercialización, la importación y la exportación de utensilios como platos, vasos, tazas, cubiertos y pajitas desechables. Según la legislación española, estos elementos deberían fabricarse con al menos un 50% de material biodegradable.
¿Cómo fomentar la práctica de “residuos cero»?
Asociaciones conservacionistas, como Ecologistas en Acción, piden mejorar los etiquetados de los productos para que el consumidor pueda conocer con exactitud cuál es el impacto ambiental, incluidos los residuos, de lo que compra.
En este sentido, han aparecido en el consumo los plásticos biodegradables, fabricados a partir de productos orgánicos, como la yuca, el maíz o el trigo. Sin embargo, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente ha señalado ciertos efectos secundarios en estos artículos, como la dificultad de su degradación en el mar o el aumento de la superficie de cultivo necesaria para su producción y su posibilidad de cubrir la demanda que lo consume.
Ante este complejo contexto mundial, es necesario adoptar un enfoque diferente. La apuesta reside en un cambio de paradigma hacia la economía circular, un modelo de producción y consumo que busca maximizar el valor de los recursos existentes y extender al máximo el ciclo de vida de los productos.
En lugar de seguir una mentalidad de «usar y desechar», la economía circular promueve acciones como compartir, alquilar, reutilizar, reparar y reciclar materiales y productos en la medida de lo posible. Esta estrategia genera valor agregado y contribuye a la conservación de los recursos naturales, reduciendo el impacto ambiental y fomentando la sostenibilidad a largo plazo.

Conclusión
Ante la urgencia de lo que significa el elevado volumen de generación de residuos que genera el ser humano y sus consecuencias negativas en el medio ambiente, surge la necesidad imperiosa de que la población cambie sus hábitos.
Es así como surge un modelo más sostenible en el que se promueve la práctica de “residuos cero”. Un desafío para el mundo actual que está acostumbrado a producir desechos sin ser consciente de ello.