¿Cómo impacta el cambio climático en la actividad turística?

¿Cómo impacta el cambio climático en la actividad turística?

Algunas señales comienzan a presentarse entre los viajeros que están muy preocupados por cómo la crisis climática puede afectar a la actividad turística. Frente a esta situación de condiciones climáticas extremas, se está hablando de un futuro en el cual deberán adaptar sus planes de viaje.

La actividad turística y el cambio climático ¿Qué sucederá?

Las vacaciones ya han vuelto a la normalidad luego de la dura crisis provocada por la pandemia de COVID 2019. Casi 4 mil millones de pasajeros abordaron vuelos internacionales durante el año 2022, frente a menos de dos mil millones durante el 2020. 

Sin duda, el 2023 nos ha demostrado que el turismo ha vuelto a su auge y lo seguirá haciendo en los años posteriores.

Sin embargo, lejos de ser una buena noticia, este resurgimiento de los viajes es preocupante. Se estima que el sector turístico es el responsable de entre el 8% y el 10% de las emisiones mundiales de gases efecto invernadero. Las condiciones en los destinos vacacionales tradicionales durante pleno verano se tornan cada vez más insoportables y peligrosas.

Durante el 2022, se batieron numerosos récords climáticos cuando las olas de calor e incendios forestales asolaron gran parte de Europa, Asia y América del Norte. En julio, tanto Cerdeña como Sicilia experimentaron temperaturas superiores a los 46 °C, casi batiendo los récords europeos.

La mayoría de nuestras actividades vacacionales, especialmente en el extranjero, contribuyen a la emisión de gases de efecto invernadero que impactan en el clima. La forma más común de llegar a estos destinos, a través de vuelos, es potencialmente una de las más perjudiciales. Por ejemplo, datos del Reino Unido indican que un solo pasajero en un vuelo de corta distancia emite aproximadamente 154 gramos de CO₂ por cada kilómetro recorrido.

Con la creciente severidad de los efectos del cambio climático, existe una legítima preocupación de que los destinos turísticos tradicionales se vuelvan demasiado cálidos en verano para seguir siendo atractivos para los visitantes. Esto plantea la interrogante de cómo la industria turística se adaptará a estos desafíos.

¿Qué se puede hacer para evitar el impacto de la actividad turística sobre el cambio climático?

Durante mucho tiempo, los investigadores han intentado prever el futuro del turismo, y una idea que ha surgido es que la actividad experimentará un «desplazamiento hacia los polos» a medida que el calentamiento global provoque un aumento de las temperaturas, no solo en regiones tradicionalmente cálidas, sino también en lugares más al norte y al sur.

Un estudio de modelización realizado en 2007 predijo que para el año 2050, el clima más cálido haría que los destinos turísticos populares, como el Mediterráneo, fueran menos atractivos en verano. Al mismo tiempo, los destinos del norte, como Escandinavia y el Reino Unido, experimentarían temporadas vacacionales más largas, y lugares como Dinamarca podrían ganar en popularidad en el futuro.

Una preocupación adicional radica en la posible pérdida de playas debido al aumento del nivel del mar. En el Caribe, se estima que el 29% de las propiedades turísticas quedarían parcial o totalmente inundadas por un aumento de un metro en el nivel del mar, aunque muchos de estos complejos turísticos ya habrían perdido una cantidad significativa de su área de playa anteriormente.

Otros destinos de playa son aún más vulnerables, como lo demostraron los eventos climáticos extremos en lugares como Cerdeña en 2022. Estudios sobre el caso sugieren que debido al mayor riesgo de inundaciones y tormentas, las playas podrían tener dificultades para atraer turistas en el futuro.

Las consecuencias del cambio climático en el turismo se extenderá más allá de las zonas costeras. Se espera que muchos destinos urbanos populares, como Oporto en Portugal, enfrenten un calor más intenso. Además, el turismo en zonas montañosas se verá afectado debido al acelerado derretimiento de la nieve, lo que acorta las temporadas de esquí.

¿Y qué pasará con los turistas? ¿Estarán los nuevos destinos preparados para el cambio?

Las cambiantes condiciones climáticas afectarán la seguridad de los turistas y, en consecuencia, los patrones de viaje se verán afectados, pero la evolución de estos tomará tiempo. Mientras tanto, los destinos turísticos ya establecidos deberán adaptarse para resistir desafíos como el calor extremo, el aumento del nivel del mar y otras condiciones climáticas.

Destinos turísticos ubicados en regiones del mundo vulnerables a los efectos del cambio climático, como el delta del Nilo en Egipto, están considerando diversas formas de adaptación. 

Entre estas estrategias se incluye la construcción de diques y dunas naturales para proteger las áreas turísticas de las inundaciones costeras. También se están proponiendo cambios en los materiales de construcción y la reconfiguración de espacios urbanos para mejorar la ventilación, reduciendo así la dependencia del costoso y energético aire acondicionado.

Los nuevos destinos que emergerán en regiones más templadas requerirán un desarrollo sustancial de infraestructuras para dar la bienvenida a un creciente número de visitantes. Esto implica la creación de sistemas de transporte, alojamientos, opciones gastronómicas y atracciones. El establecimiento de nuevos destinos turísticos es un proceso que suele llevar tiempo y requiere una planificación cuidadosa.

Un ejemplo de rápido desarrollo turístico es el caso de Barcelona, que experimentó un aumento significativo de la demanda turística desde los Juegos Olímpicos de 1992. Este aumento ha llevado a que el número de visitantes se haya multiplicado por diez en las últimas tres décadas. 

¿Qué nos depara en el futuro la actividad turística?

El pensamiento actual entre los académicos del turismo es que los responsables de la gestión de destinos turísticos deberían centrarse en reducir las emisiones de carbono, enfocándose en el mercado interno. Sin embargo, a pesar de las crisis recientes, como los incendios que afectaron a Rodas en el verano de 2023, no parece que el turismo internacional esté por disminuir. 

En lugar de optar por destinos diferentes, el escenario más probable, al menos a corto plazo, es que los propios turistas se adapten a los efectos del cambio climático. Durante la ola de calor en el verano de 2023 en Europa, hubo informes de que las personas se quedaban en sus habitaciones de hotel durante las horas más calurosas del día y realizaban excursiones turísticas por la noche.

Sin embargo, hay indicios de que los viajeros pueden estar comenzando a preocuparse por condiciones climáticas más extremas y adaptar sus planes de viaje en consecuencia. Una encuesta realizada en mayo de 2023 mostró que el 69% de los europeos planeaba viajar entre junio y noviembre, lo que representó una disminución del 4% en comparación con 2022. La ola de calor en el verano de 2023 podría indicar que los turistas empiezan a buscar destinos más frescos en el próximo año.

El panorama cambiante en la actividad turística frente a la crisis climática es compleja. Lo que está claro, sin embargo, es que si Europa continúa experimentando condiciones climáticas extremas como las del último verano, muchas personas pensarán dos veces antes de reservar sus vacaciones en el continente.