Ya conoces la sensación de tener el armario de ropa y pensar que no tienes nada que ponerte. Las ventas de moda colapsan las redes sociales y las rebajas inundan todas las tiendas. Sin embargo, ¿qué sucede con la contaminación ambiental? ¿Por qué hay tanta ropa en todos lados? ¿Qué productos se usan para fabricarla? ¿A dónde van a parar todas las prendas que ya no se usan?. La industria de la moda no quiere que sepas estas respuestas, pero nosotros te la contaremos en este artículo.

¿Qué encontrarás en este artículo?
1. Introducción
2. La industria de la moda: un gigante de la contaminación ambiental
3.¿Por qué la moda es tan contaminante?
4. La moda parece estar destinada al desperdicio5. Conclusión
La industria de la moda: un gigante de la contaminación ambiental
Los fabricantes de ropa se llaman al silencio al momento de confesar cuánto producen cada año. Hace una década, se estimaba que se producían 100 mil millones de piezas al año, y eso era mucho antes de la explosión de la moda ultra barata y desechable de varias empresas low cost.
Lo que sí se sabe con certeza es que la sobreproducción innecesaria de ropa es una de las principales causas del cambio climático y la contaminación plástica. La demanda de petróleo para fabricar poliéster está alimentando la guerra de Rusia, según la Changing Markets Foundation.
Incluso, aun en la actualidad, la industria de la moda rápida sigue siendo una cadena de miseria humana. Unos 75 millones de personas (en su mayoría mujeres) reciben salarios extremadamente bajos por trabajos calificados en la fabricación de prendas y los accidentes industriales mortales siguen produciéndose con regularidad.

¿Por qué la moda es tan contaminante?
La mayoría de las prendas de bajo costo contienen combustibles fósiles. El plástico se fabrica a partir del petróleo y gas. El poliéster es un hilo hecho de plástico, tejido en tela. Se cree que más de la mitad de la ropa que se produce en la actualidad utiliza este material.
Estos materiales a menudo no se descomponen o no se pueden reciclar, lo que crea un enorme problema de residuos plásticos contaminantes.
Un reciente informe reveló que compañías de moda como New Look y Next están inadvertidamente respaldando el conflicto entre Rusia y Ucrania al utilizar poliéster derivado del petróleo ruso en sus productos. Este fenómeno se suma a la preocupante contribución de la industria de la moda al cambio climático, ya que, en parte debido al uso abundante de plástico y la energía requerida para su producción, esta industria emite entre el 8% y el 10% de las emisiones globales de dióxido de carbono, lo que equivale a entre 4.000 y 5.000 millones de toneladas anuales. Además, esta demanda de poliéster está en constante aumento, lo que subraya el papel significativo de los tejidos sintéticos en la problemática del cambio climático asociada a la moda.
Por esta razón, la ropa se ha convertido en una fuente significativa de microplásticos, ya que el poliéster, que es esencialmente plástico, tarda años en descomponerse. Además, en la fabricación de telas se suelen mezclar diversas fibras sintéticas, lo que dificulta su superación al final de su vida útil.
Cuando estas prendas se descomponen en vertederos, liberan microfibras plásticas y productos químicos que contaminan el aire, el suelo y el agua. De manera alarmante, cada año se estima que medio millón de terminales de microfibras plásticas, provenientes del lavado de textiles basados en plástico, como el poliéster, nailon o acrílico, terminan en el océano. Esto equivale a la asombrosa cantidad de 50 mil millones de botellas de plástico.
Es así como, ante este contexto, surge la gran pregunta ¿es realmente la producción de moda barata y accesible la mejor solución para abordar nuestras necesidades básicas de vestimenta? La respuesta creo que es clara, ya que termina convirtiéndose en una gran fuente contaminante.

La moda parece estar destinada al desperdicio
En lugar de enfocarse en la creatividad, el estilo, la practicidad y la durabilidad, muchas empresas de moda rápida se centran en la novedad. Constantemente impulsan nuevas tendencias y las temporadas avanzan a un ritmo más vertiginoso que nunca. El resultado es que muchas de las prendas se fabrican con la intención de convertirse en desperdicio, abriendo paso a la siguiente ola de ropa nueva.
Según algunas estimaciones, la industria de la moda produce alrededor de 100 mil millones de prendas de vestir al año, lo cual es aproximadamente un 40% más de lo que la gente podría comprar y usar en realidad, aunque esta cifra podría estar subestimada y desactualizada. Las empresas crean más ropa de la que realmente necesitamos o deseamos, y a menudo es tan barata que es fácil comprarla (incluso sin usarla) y luego desecharla.
Cuando hablamos de «desechar», en realidad nos referimos a donar, ya que esto a menudo nos hace sentir bien, ¿verdad? Sin embargo, donar a tiendas benéficas no es la solución perfecta para nuestros guardarropas. Con la enorme cantidad de ropa que manejamos, los estilos de la temporada pasada rápidamente se convierten en basura destinada a vertederos en el extranjero.
Las cifras son impactantes: solo entre el 10% y el 30% de la ropa donada a las tiendas benéficas se vende, y estas tiendas benéficas se ven abrumadas con ropa que es esencialmente desechada. Entonces, ¿dónde termina toda esta ropa? ¿Qué sucede con las aproximadamente 92 millones de toneladas al año de desecho cuando ya no es necesaria? Para ponerlo en perspectiva, una tonelada equivale aproximadamente al peso de un automóvil pequeño.
Conclusión
Aunque no es culpa nuestra como individuos que la industria mundial de la moda se maneje de esta manera, si está en nuestro poder evitar ser los canales de distribución de la contaminación ambiental.
¿Qué podemos hacer?
- Sumarnos a iniciativas que evalúen las prácticas medioambientales y los derechos laborales de las empresas de moda, como Fashion Revolution of Labor Behind the Label.
- Comprar productos de segunda mano o de marcas comprometidas con la sostenibilidad.
- Unirnos a comunidades que promuevan la venta, el intercambio, el alquiler, la reparación o el reciclaje de prendas, como la Semana de la Moda Sostenible.
- Involucrarnos en la confección misma, aprendiendo a coser, tejer o hacer crochet, lo que nos permitirá comprender cuánto esfuerzo conlleva crear una prenda sencilla.
La buena noticia es que todos podemos aprender sobre reparación, reventa y reciclaje para desarrollar un estilo propio de moda sustentable.