Mientras que en el hemisferio norte se sufren cada verano olas de calor más extremas que el año anterior, tanto en términos de intensidad como de extensión espacial y duración, en el hemisferio sur, se viven olas de frío más prolongadas y los inviernos han sido los más fríos de los últimos 62 años.
¿A qué se deben estos fenómenos extremos? ¿Son las consecuencias evidentes del cambio climático? Analizamos estos fenómenos a continuación.
¿Qué encontrarás en este artículo? 1. Introducción 2. Fenómenos extremos en Europa 3. ¿Qué pasa en el hemisferio sur? 4. Conclusiones |
Fenómenos extremos en Europa
Europa está siendo testigo de una asombrosa serie de eventos climáticos sin precedentes, caracterizados por olas de calor de una magnitud extraordinaria. Estas condiciones extremas se distinguen por su prolongada duración, temperaturas excepcionalmente elevadas y la expansión geográfica. Incluso en regiones donde este fenómeno solía ser menos extremo, como en el caso del Reino Unido, se ha registrado un cambio drástico, llegando a alcanzar una temperatura récord de 40 °C por primera vez.
Esta oleada de altas temperaturas no está confinada a Europa, sino que ha extendido su impacto hasta abarcar el norte de África, el Medio Oriente y Asia. Además de su influencia directa en incendios forestales devastadores, causados por la proliferación de material combustible en el suelo, vegetación y pastizales secos que arden con facilidad, también representa una amenaza significativa para la salud humana, particularmente para los segmentos más vulnerables de la población.
Si bien no se puede afirmar con certeza que este evento específico esté directamente vinculado al cambio climático, es innegable que los fenómenos climáticos extremos como este están ocurriendo con mayor frecuencia e intensidad debido al calentamiento global. En Europa, la tasa de calentamiento incluso supera la del hemisferio sur. Las temperaturas medias en estos países están en aumento, lo que sugiere la posibilidad de que eventos similares ocurran con mayor frecuencia en el futuro.
¿Qué pasa en el hemisferio sur?
Mientras tanto, en el hemisferio sur, Argentina ha experimentado uno de los otoños más fríos en los últimos 62 años y el invierno viene marcado por temperaturas más bajas de lo habitual. Incluso en el sur del país, localidades como Río Gallegos, Puerto Santa Cruz o El Calafate han enfrentado intensas olas de frío durante los meses de julio, según informes del Servicio Meteorológico Nacional (SMN). Paralelamente, Australia también está viviendo uno de los inviernos más fríos en décadas, con muchas áreas experimentando temperaturas bajo cero.
La aparente contradicción entre estas bajas temperaturas y el contexto de calentamiento global puede explicarse por lo que se conoce como variabilidad climática. Según ha explicado Leandro Díaz, investigador del Conicet en el Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA) —que depende del Conicet y la Universidad de Buenos Aires—, si bien las tendencias a largo plazo muestran un aumento general en las temperaturas, esto no significa que cada año deba ser necesariamente más cálido que el anterior. La variabilidad climática puede generar temporadas más frías en medio de un patrón general de calentamiento.
Cuando observamos el promedio anual de temperaturas en Argentina, se evidencia una tendencia hacia el aumento en los últimos años. Los años más cálidos, como 2017, 2020, 2012, 2015, 2021, 2014 y 2013, han ocurrido en la última década. Esto subraya la dirección hacia temperaturas más altas en general, especialmente cuando se analiza todo el año en lugar de estaciones específicas.
La meteoróloga Cindy Fernández, ha explicado que los estudios sobre el impacto del cambio climático han demostrado que uno de sus efectos es el debilitamiento del jet polar en el hemisferio norte. Esta corriente de aire intensa en la atmósfera alta está asociada con movimientos de masas de aire cálido o frío. El debilitamiento del jet polar resulta en más irrupciones de aire cálido desde la región del Sahara hacia Europa, intensificando las olas de calor en esa zona. Sin embargo, también se ha demostrado que, cuando el jet polar se debilita sobre Estados Unidos y Canadá en invierno, se favorece un mayor número de olas de frío, permitiendo que el aire polar alcance latitudes más bajas.
A pesar de estos fenómenos, no se puede establecer una relación directa entre la ola de calor en Europa y lo que podría ocurrir en Argentina durante el próximo verano. Esta predicción está influida por la variabilidad climática y no puede determinarse con tanta anticipación. Aunque no existe una correlación directa, es plausible que eventos similares puedan repetirse. De hecho, en enero pasado, Argentina experimentó una ola de calor excepcional, caracterizada por su extensión territorial, duración e intensidad, según los informes del SMN.
Conclusiones
El cambio climático, aunque conocido por sus efectos en las olas de calor extremas, también está vinculado a olas de frío excepcionales. Esto se debe a que altera los patrones de circulación atmosférica, lo que modifica el comportamiento de la atmósfera. Así como en muchas áreas el cambio climático puede favorecer las olas de calor, en otros lugares puede propiciar olas de frío.