Cerró un paseo que fue un símbolo de Mar del Plata durante casi 32 años

Cerró un paseo que fue un símbolo de Mar del Plata durante casi 32 años

El Aquarium Mar del Plata tuvo su jornada final de apertura al público ayer, domingo. Su cierre definitivo se anunció para hoy lunes, coincidiendo con el final del mes, lo que marca el cierre de un proyecto que ha sido uno de los mayores atractivos turísticos en la ciudad por más de tres décadas.

A la vez, esto significa una despedida para un gran número de trabajadores que, desde diferentes áreas, formaban parte del equipo de personal, que incluye desde entrenadores hasta veterinarios y personal administrativo. También marca el comienzo de una nueva fase para los animales que aún están en cautiverio allí; algunos de ellos incluso nacieron dentro de esas instalaciones durante estos casi 32 años.

Se ha prestado especial atención a aquellos animales que no son nativos de la región. La atención casi unánime se centra en el grupo de delfines, la mayoría de los cuales fueron criados en el lugar, que en las próximas semanas serán trasladados a otros acuarios en diferentes partes del mundo.

También hay una particular preocupación por Jorge, la tortuga, que ha estado aquí desde hace algunos años tras ser trasladado desde Mendoza, buscando un hábitat y cuidados más adecuados. Su destino, después del cierre del Aquarium Mar del Plata, será el océano abierto, con seguimiento satelital, según se informó.

Estas decisiones han sido cuestionadas por algunas organizaciones de protección de animales y conservación, que el domingo, coincidiendo con el cierre del Aquarium Mar del Plata, organizaron una manifestación pública en contra de la exhibición de animales fuera de su entorno natural.

La protesta, que tuvo lugar frente al acceso al recinto, combinó un sentimiento de logro con críticas. La comunidad “Argentina sin acuarios”, que impulsó el reclamo, ha estado pidiendo el cierre de este y otros lugares similares en el país. Aquí sienten que su demanda comienza a hacerse realidad.

Además, exigen que los animales que todavía están en el oceanario, ubicado en el extremo sur de Mar del Plata y cerca del faro, no sean enviados a otros lugares como este, sino que sean liberados en áreas que se clasifican como “santuarios”, donde puedan adaptarse a su hábitat natural sin poner en riesgo sus vidas.

Las autoridades del Aquarium de Mar del Plata comunicaron a través de un aviso y confirmaron a LA NACION que el proyecto de oceanario no podrá continuar, debido a que no se logró un acuerdo de arrendamiento con los dueños de la tierra donde estuvo funcionando por más de 30 años.

El contrato había sido renovado recientemente por un período breve, pero la oferta realizada por los administradores no cumplió con las expectativas de los propietarios. Por eso, se decidió finalizar el proyecto, lo que significa cerrar al público, despedir al personal, y según el caso, reubicar o liberar a los animales. 

Se especula que el terreno estará disponible para un nuevo desarrollo inmobiliario. Con el cierre del oceanario, también se pone fin a la fundación que operaba en ese mismo lugar, la cual se dedicaba al rescate y rehabilitación de diversas especies de animales. Animales como pingüinos, lobos marinos, tortugas marinas y diferentes aves pasaron por esos consultorios, donde recibieron atención médica. Después de ser sanados, se les liberaba.

El destino de los animales

El Aquarium de Mar del Plata alberga un total de diez delfines, todos ellos nacidos en cautiverio. Los primeros llegaron desde el Caribe y tuvieron crías en el lugar. La familia de esta especie incluye a siete delfines nacidos en la ciudad. Todos han sido criados en este ambiente cerrado, por lo que dependen de asistencia y alimentación. No están acostumbrados a buscar alimento por sí mismos, y la caza no es una de sus habilidades, por lo que devolverlos al océano sería casi equivalente a una condena de muerte.

”Todos los animales fueron nacidos en cautiverio, ya sea en Aquarium o en otros lugares”, comentó a LA NACION el director científico del Aquarium Mar del Plata, Alejandro Saubidet.

En cambio, el futuro parece ser diferente para el tortugo Jorge, quien parece estar mejor preparado para regresar a una vida más desafiante. Saubidet menciona que fue ingresado en el Aquarium Mar del Plata «para ser reeducado y liberado», ya que, a diferencia de otros animales del oceanario, “pasó 20 años en el mar antes de llegar al acuario de Mendoza”, donde estuvo desde 1984 hasta su traslado a mediados de 2022. A corto plazo, se anticipa que tendrá un futuro en aguas abiertas.

Según fuentes del lugar, actualmente Jorge ya es capaz de alimentarse por sus propios medios. No obstante, tendrá un dispositivo que permitirá monitorear sus movimientos en el océano, con el fin de entender su comportamiento.

«En el Acuario solo se quedarán los expertos en cuidado de animales, mantenimiento y seguridad,” informaron autoridades del lugar, al anunciar que el resto del equipo, que trabajaba en diferentes sectores, especialmente en atención al público, ya no estará presente.»