En la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata, la geógrafa Patricia Pintos hace hincapié y entrega sobre una mesa varios mapas del Delta del Paraná. Son registros y datos de los últimos años, con zonas marcadas en rojo por incendios. “Estos son los focos de incendios más recientes. Y no son accidentes: forman parte de un modelo extractivo que avanza sobre los humedales”, explicó en entrevista.

Gracias a su activismo con la Ley de Humedales se convirtió en una voz de referencia. Estuvo en comisiones y foros públicos. “Es un retroceso enorme que el Congreso no haya aprobado una norma clave para proteger el equilibrio ecológico”, dijo en una entrevista con Revista Cítrica en 2022.

En el programa En el Día por Radio Nacional Rosario, lo resumió de esta manera: “Si lo querés entender fácil, pensá que los humedales son esponjas gigantes. Chupan, en términos coloquiales, el exceso de agua y liberan cuando falta. Si los reemplazás por barrios privados o soja, perdés ese equilibrio”.

Para ella, la pérdida no es simplemente ambiental. ¿El motivo? Radica en la falta de información. “La gente todavía piensa que un humedal es un terreno improductivo. Pero en realidad sostiene actividades como la pesca y ayuda a prevenir inundaciones”, subraya.

En distintos relevamientos y trabajos a lo largo del tiempo, documentó el impacto de quemas y obras sobre el territorio. “No es solo biodiversidad lo que se pierde —aclara—. También la capacidad de regular el clima y de filtrar el agua”.

Por último, aseguró que el problema es estructural. “Hay que cambiar la mentalidad y saber que la naturaleza no es un espacio vacío, si no que más que completo. Necesitamos muchas más políticas que integren conservación y producción, además de otras cuestiones a tener en cuenta”, afirmó.

Su advertencia es muy directa: “Los humedales son un amortiguador natural y estamos perdiendo esa protección. Sin ellos, nuestras ciudades quedan más expuestas”.