Es innegable que todos, en mayor o menor medida, estamos sufriendo el cambio climático. Olas de frío y calor, tormentas extremas, sequías, inundaciones, incendios, plagas, desertificación, pérdida de bosques… Y la lista continúa.
En este artículo analizaremos por qué es tan importante que tomemos conciencia sobre el cambio climático, ya que de ello depende que podamos aportar nuestro pequeño granito de arena para proteger el planeta.
¿Qué encontrarás en este artículo? 1. Introducción 2. Consecuencias del cambio climático 2.1 Incendios e inundaciones 2.2 Avance de la deforestación 2.3 Explotación en el mar 3. Conclusiones |
Consecuencias del cambio climático
Las políticas gubernamentales a nivel mundial, incluyendo en Latinoamérica, han sido insuficientes y contradictorias en relación con la urgencia de abordar la crisis climática mundial. Los compromisos actuales de los países no son adecuados para limitar el aumento de la temperatura, incluso se alejan de lo exigido por la comunidad científica respaldada por la ONU. Es fundamental que los gobiernos cumplan con el Acuerdo de París, lo que implica invertir en fuentes de energía limpia como la eólica y solar, y abandonar los combustibles fósiles.
Es importante destacar que los impactos devastadores que parecen sacados de una película apocalíptica ya están afectando muchos países. Un ejemplo claro es el de los incendios en California en 2020, que dejaron a un barrio de la ciudad de San Francisco cubierto de cenizas y humo, mostrando la gravedad de la situación.
Entonces¿cuáles son las consecuencias del cambio climático y por qué debemos preocuparnos en hacer algo? A continuación, te lo mostramos:
Incendios e inundaciones
La crisis climática ya se está manifestando en Argentina, y uno de los impactos más evidentes es la sequía, agravada por el fenómeno de La Niña, lo que aumenta las condiciones para eventos climáticos cada vez más graves.
Los incendios en bosques y humedales son recurrentes y muchos de ellos son intencionales, lo cual es alarmante y requiere una acción urgente para detenerlos. La quema de pasturas para la ganadería intensiva y la proliferación de plantaciones exóticas contribuyen aún más a la propagación de los fuegos.
El año 2021 fue el más caliente y seco desde 1961, con cuatro olas de calor que afectaron al centro y sur del país. Esto causó récords históricos de temperaturas máximas. Estas condiciones extremas alimentaron grandes incendios en la Patagonia, que ampliaron su duración y extensión, modificando el uso del suelo.
En 2022, los humedales continuaron sufriendo estos efectos, con miles de focos de calor y cientos de miles de hectáreas afectadas en el Delta del Paraná, según datos del Museo Regional de Ciencias Naturales A. Scasso. A pesar de más de una década de intentos por aprobar una ley de protección de humedales, los intereses de sectores ganaderos e inmobiliarios han impedido su avance, y las empresas que lucran con esto no son consideradas cómplices de este ecocidio.
Avance de la deforestación
Los bosques desempeñan un papel crucial en la mitigación del cambio climático, ya que almacenan más carbono que cualquier otro ecosistema terrestre. Mantenerlos intactos, en forma de paisajes forestales continuos, aumenta su capacidad de recuperación frente a la situación climática mundial. Sin embargo, la deforestación anula este efecto positivo.
Cuando se destruyen o se degradan los bosques, el carbono que estaba almacenado en ellos se libera a la atmósfera, ya sea por quema o degradación del suelo. Esto quiere decir que pasan de ser sumideros de carbono, que absorben el CO₂, a convertirse en fuentes emisoras de estos gases.
En Argentina, por ejemplo, el Gran Chaco es una de las más amenazadas por la deforestación y la degradación. Esta región alberga el 50% del contenido de CO₂ de los bosques argentinos. Según el segundo Informe Bienal de Actualización (BUR), el sector de los bosques fue responsable de la emisión de 57,4 MtCO2eq en 2014, lo que representa el 15,6% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero (GEI) de Argentina ese año.
Las principales causas de esta pérdida se deben a la expansión de la frontera agropecuaria, impulsada por la ganadería y la producción de soja transgénica. Estos sectores, Agricultura, Ganadería, Silvicultura y Otros Usos de la Tierra, representaron el 39% de las emisiones de GEI de Argentina en el año 2017.
Explotación en el mar
Los océanos desempeñan un papel fundamental en la regulación del clima y la mitigación de los efectos climáticos. Sin ellos, la temperatura terrestre sería considerablemente más alta, llegando hasta 36 °C por encima de los valores diarios. Además, son los responsables de liberar entre el 50% y el 80% del oxígeno que se encuentra en la atmósfera. También juegan un papel crucial al absorber entre el 20% y el 30% del carbono producido por las emisiones de gases de efecto invernadero, almacenándolo en el fondo marino. Sin embargo, la actividad humana está alterando esta capacidad que tienen para regular el clima.
Al igual que la deforestación de los bosques, esto podría revertir su función y convertirlos en aceleradores del calentamiento global. En el caso de Argentina, por ejemplo, es preocupante que, a pesar de la necesidad de una acción climática más sólida, se esté promoviendo y expandiendo la producción de hidrocarburos en el mar argentino durante las próximas tres décadas, incluso con la paradoja de agilizar la transición hacia las energías renovables.
La explotación petrolera offshore es extremadamente peligrosa y altamente incompatible con la realidad ambiental de Argentina. Esta actividad genera emisiones fugitivas de metano y otros gases durante la combustión de los hidrocarburos producidos.
Conclusiones
Más inundaciones, más sequías, menos nieve, calor… Todos efectos del cambio climático que se esperan para los próximos años y que están lejos de minimizarse si no hacemos algo al respecto como población.
Cada ecosistema destruido significa menor capacidad de adaptación a la crisis climática. Entonces, ¿por qué no reconocer que es urgente que hagamos algo?