
Desde hace algunos años, el glaciar Thwaites se ha convertido en una de las principales preocupaciones de científicos y miembros de organizaciones ambientalistas como Greenpeace u Oceana por su rol clave en el aumento del nivel del mar del planeta. Con casi 120 kilómetros de ancho y ubicado en la Antártida Occidental, el movimiento de este glaciar es determinante para la estabilidad de muchas otras masas de hielo en la región.
De acuerdo con un estudio llevado a cabo por investigadores del Reino Unido y Estados Unidos, la velocidad a la que este gigante de hielo (irónicamente conocido como el «glaciar del juicio final») se está derritiendo podría desencadenar graves consecuencias a nivel mundial. Los expertos que estudian su comportamiento desde 2018, consideran que su derretimiento pueda elevar el nivel del mar hasta 65 centímetros.
Pero como si esta cifra no fuera suficiente, los científicos calculan que su desaparición podría desencadenar el colapso de otras capas de hielo, lo que aumentaría ¡más de 3 metros! el nivel del agua en todo el planeta. Lamentablemente, se trata de un fenómeno que ya está en marcha, y que ni siquiera la completa eliminación de gases contaminantes podría detener. Sin embargo, la disminución de emisiones ayudaría a que las consecuencias no sean tan catastróficas.
Un glaciar que desaparece a paso veloz
Desde hace más de 80 años, el glaciar Thwaites ha estado en constante retroceso. Pero esta situación se ha acelerado notablemente en las últimas tres décadas. Según el doctor Rob Larter, geofísico del British Antarctic Survey, aún quedan esperanzas para mitigar los efectos más terribles de la desaparición de este enorme bloque de hielo.
Pero a pesar de las advertencias hechas por ecologistas desde hace décadas, la contaminación atmosférica sufrida por el planeta ha provocado cambios inevitables en los glaciares, por lo que el aumento del nivel del mar en las próximas décadas ya es una realidad inalterable.

Hace ya 6 años, se conformó un equipo de investigación conocido como “Colaboración Internacional del Glaciar Thwaites” (ITGC, por sus siglas en inglés). Este equipo se valió de barcos rompehielos y robots submarinos para estudiar cómo se mueve el glaciar. Gracias a este estudio lograron determinar que, si bien no desaparecerá por completo a finales de este siglo, sí hará que el nivel del mar suba alrededor de 6 centímetros.
¿Cómo repercutirá a nivel global el derretimiento paulatino del Thwaites?
Los científicos explican que uno de los aspectos más peligrosos del derretimiento del glaciar Thwaites tiene que ver con que esta masa congelada sirve de barrera natural contra el calor para otras capas de hielo. De este modo, a medida que retrocede, va dejando que otros glaciares fluyan hacia el océano y queden a merced del agua a temperaturas más altas.
Es por eso que científicos como Daniel Goldberg, glaciólogo computacional de la Universidad de Edimburgo, consideran que, incluso si se hoy mismo se redujeran las emisiones de gases como el dióxido de carbono o el metano, los efectos del calentamiento global ya son lo suficientemente graves como para que el Thwaites deje de derretirse en las próximas décadas.
¿Qué se puede esperar en los próximos años?
El informe más reciente del IPCC estima que el escenario más sombrío comenzará en el siglo XXIII. Diversos estudios científicos han demostrado que, el escenario de altas emisiones que existe actualmente, podría dejar bajo el agua a varias zonas costeras del planeta. De hecho, para el año 2300 el nivel del mar podría aumentar ¡hasta 4 metros!

Pero otros expertos son aún más pesimistas. Ted Scambos, glaciólogo de la Universidad de Colorado, ha advertido que el ritmo al que hoy mismo está retrocediendo el “glaciar del juicio final” no es estático, sino que podría agravarse en los próximos años. Esto desencadenaría un colapso masivo en la Antártida Occidental.
¿Demasiado tarde para actuar?
Cuando se habla del siglo XXIII, muchas personas podrían considerar que el derretimiento de los glaciares es un problema del futuro y que no vale la pena preocuparse. Sin embargo, es importante recordar que la ventana de tiempo para tomar medidas que pongan un freno a los efectos es ahora.
Así como actualmente no es posible evitar las consecuencias de la falta de cuidado de años anteriores, si ahora mismo no se toman medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y controlar el calentamiento global, los seres humanos del futuro no podrán hacer nada para evitar que estos ecosistemas esenciales para la vida en el planeta desaparezcan. Es por eso que el futuro, está en nuestras manos.