
El 6 de febrero de 2025, el arroyo Sarandí, ubicado en el conurbano bonaerense, sorprendió a los vecinos de Avellaneda al cambiar su color a rojo intenso durante más de 20 horas. Este inusual fenómeno alertó a las autoridades, quienes tomaron muestras del agua para investigar su origen. El análisis preliminar, que se conoció a fines de febrero, ha revelado detalles preocupantes sobre la contaminación del arroyo, el cual ya había experimentado cambios de color similares en el pasado.
El análisis realizado por el Ministerio de Ambiente de la Provincia de Buenos Aires identificó 19 pigmentos orgánicos rojos del tipo Acid Red, utilizando técnicas avanzadas de cromatografía, como la cromatografía líquida y gaseosa. Esta identificación permite rastrear los orígenes del contaminante, sugiriendo que industrias como curtiembres, textiles, alimenticias y farmacéuticas, que utilizan estos compuestos, podrían estar involucradas en el vertido de sustancias al arroyo. A través de esta investigación, las autoridades están trabajando en la fiscalización de las empresas que emplean estos pigmentos, especialmente aquellas que operan en las cercanías del arroyo Sarandí, para frenar el impacto ambiental en la zona.
Además, los estudios iniciales han descartado la presencia de cianobacterias o bacterias tóxicas en el agua, pero han dejado abierta la posibilidad de que la contaminación sea de origen industrial. La situación ha generado una creciente preocupación, ya que este tipo de incidentes no es aislado. Los habitantes de la zona han denunciado en varias ocasiones cambios en el color del agua del arroyo, que ha pasado de rojo a gris, verde e incluso azul en diferentes momentos. Esto refleja una grave falta de control y prevención sobre la contaminación del cuerpo de agua.
Impacto en la salud pública y la falta de respuestas efectivas
La contaminación del arroyo Sarandí no solo afecta el ecosistema local, sino que también pone en riesgo la salud de los vecinos de Avellaneda. El olor nauseabundo que emana del agua cada vez que cambia de color es otro de los síntomas de la grave situación que enfrentan los habitantes de la zona. El hedor es especialmente fuerte en los días posteriores al vertido de sustancias químicas, lo que agrava las condiciones de vida de las personas que residen cerca del arroyo.
Vecinos de Villa Inflamable, un barrio cercano, han expresado su frustración ante la falta de respuestas por parte de las autoridades. La contaminación del arroyo Sarandí se ha convertido en un problema recurrente, y muchos residentes aseguran que las autoridades municipales no han tomado medidas adecuadas para detener los vertidos ilegales. Según testimonios de los vecinos, las industrias cercanas, especialmente las dedicadas al tratamiento de residuos peligrosos, son responsables de la contaminación, al verter sus desechos sin el debido tratamiento. Sin embargo, hasta el momento, no se ha logrado identificar a los responsables de los vertidos ni se ha sancionado a las empresas contaminantes.
El desafío de la fiscalización y la necesidad de medidas urgentes
Ante la creciente preocupación por la calidad del agua del arroyo Sarandí, la oposición política en la provincia de Buenos Aires ha elevado un pedido de informes a la Cámara de Diputados. En este documento, se solicita al gobierno provincial que detalle las medidas preventivas implementadas para evitar futuros vertidos industriales en el arroyo, así como las acciones tomadas para asistir a los vecinos afectados por la contaminación. Asimismo, se pide que se informe sobre las campañas de concientización ambiental en Avellaneda y si se han implementado monitoreos continuos de la calidad del agua en la cuenca del Sarandí.
Además, la falta de una fiscalía de delitos ambientales en la provincia de Buenos Aires ha complicado la situación. Sin una instancia judicial especializada, las denuncias por contaminación no se resuelven con la rapidez que la situación exige, lo que contribuye a la creciente desconfianza de los vecinos hacia las autoridades.
Es fundamental que se tomen medidas urgentes para prevenir futuros vertidos ilegales y que las autoridades actúen con mayor celeridad para garantizar la salud de los habitantes de la zona. La contaminación del arroyo Sarandí es un claro ejemplo de los peligros que enfrentan las comunidades cercanas a industrias que no cumplen con las normativas ambientales, lo que resalta la necesidad de mejorar la fiscalización y el control sobre estos establecimientos.