
Durante el comienzo de 2025, la provincia de Buenos Aires ha enfrentado una serie de eventos climáticos extremos que van desde incendios, hasta lluvias intensas y vendavales. Solo en los primeros meses del año, localidades como La Plata, Tandil y Bahía Blanca han registrado situaciones de emergencia que pusieron en alerta al gobierno provincial.
Lamentablemente, no se trata de casos aislados, sino que son parte de una tendencia que cada vez va más en aumento, con fenómenos climáticos de mayor frecuencia e intensidad. Ante esta situación, el Ministerio de Infraestructura de la Nación ha decidido reactivar un organismo clave para lidiar de mejor manera con estas emergencias climáticas.
A través del Boletín Oficial, el gobierno anunció el establecimiento del Comité de Gestión de Riesgo y Emergencia (CORE). Este organismo, que ya existía dentro del ámbito del Ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos, tiene como objetivo mejorar la toma de decisiones ante crisis climáticas y optimizar el uso de recursos en estas situaciones.
Según la Resolución 69 del Ministerio de Infraestructura, el CORE se encargará de intervenir en cuatro tipos de emergencias principales: incendios y desastres ambientales, emergencias hidrometeorológicas, sequías, y emergencias tecnológicas. Por otro lado, el comité será el encargado de regular los niveles de alerta utilizando una clasificación por colores: rojo, naranja, amarillo y verde, según el grado de peligrosidad.
¿Por qué el cambio climático ha empeorado los eventos climáticos extremos?
El cambio climático está alterando los patrones climáticos en Buenos Aires y en todo el país. Según estudios del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), el aumento de la temperatura global ha generado variaciones en la frecuencia e intensidad de las precipitaciones, empeorando en consecuencia las sequías y las lluvias torrenciales e inundaciones.
Esto se traduce en una mayor frecuencia de eventos climáticos extremos, lo que pone en riesgo la seguridad de la población y la estabilidad de los ecosistemas naturales. Uno de los ejemplos más recientes de la gravedad de estos eventos ocurrió en América, partido de Rivadavia, donde en apenas dos horas se registraron más de ¡130 milímetros de lluvia!

A esto se suman incendios forestales en diversas zonas de la provincia, que han afectado miles de hectáreas. Situaciones como estas demuestran la necesidad de fortalecer los mecanismos de respuesta de los servicios de emergencia y mejorar la infraestructura para poder prevenir catástrofes y la pérdida de vidas humanas.
Los efectos del cambio climático
Desde hace décadas, las olas de calor son cada vez más intensas y prolongadas. Esto aumenta la probabilidad de que se produzcan incendios forestales, especialmente en zonas vulnerables como Córdoba o el sur del país. Por otro lado, la falta de lluvias sostenidas está provocando sequías más prolongadas que afectan la producción agropecuaria y disminuyen la disponibilidad de agua potable.
Pero lo peor es que, cuando las lluvias finalmente llegan, suelen hacerlo de manera torrencial, generando inundaciones repentinas en zonas urbanas y rurales, afectando viviendas, caminos y cultivos. Y por si esto no fuera suficiente, el calentamiento global está modificando los patrones de viento, lo que intensifica las tormentas y los vendavales que dañan la infraestructura y causan pérdidas económicas terribles.
¿Cómo paliar esta situación?
Ante la repetición de estos eventos climáticos extremos es necesario que el gobierno implemente políticas públicas más efectivas para mitigar los impactos del cambio climático y adaptarse a sus consecuencias, que cada vez se hacen más evidentes en el territorio bonaerense.

Los planes de prevención y respuesta ante estos eventos son cruciales para proteger a los ciudadanos afectados. Pero científicos y miembros de organizaciones ambientalistas como Greenpeace Argentina han destacado que la verdadera solución es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y llevar a cabo una transición hacia energías sostenibles y renovables.
Además, es importante que haya una mayor inversión en infraestructura resiliente, programas de reforestación y políticas que fomenten la reducción de emisiones contaminantes. Solo mediante esta clase de medidas será posible enfrentar los desafíos del cambio climático y proteger a la población de sus efectos cada vez más devastadores.