
- Investigadora del CONICET y autora de informes del IPCC, advierte sobre la vulnerabilidad de Argentina frente a fenómenos extremos.
Una referente en ciencia climática
Hablar de Inés Camilloni es hablar de una de las voces más escuchadas en Argentina y América Latina en materia de cambio climático. Doctora en Ciencias de la Atmósfera, investigadora del CONICET y profesora en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, Camilloni es también autora principal en los informes del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), lo que la posiciona en la primera línea de la ciencia mundial sobre este tema.
Su liderazgo no se limita a la investigación académica: también cumple un rol fundamental en la comunicación de los riesgos ambientales hacia la sociedad y los tomadores de decisión. En una entrevista con Clarín, advirtió:
“Buenos Aires es una de las ciudades más vulnerables al cambio climático en la región.”
Esa vulnerabilidad, explicó, se debe tanto a la concentración poblacional como a la falta de planificación urbana frente al aumento del nivel del mar y los eventos climáticos extremos.
El impacto de los extremos climáticos
Para Camilloni, el cambio climático ya no es un problema del futuro: está ocurriendo ahora. Ha señalado en diversas entrevistas que Argentina experimenta cada vez más olas de calor, sequías prolongadas e inundaciones severas. En La Nación sostuvo que “el país necesita planes de adaptación urgentes, porque los impactos ya están afectando la producción agrícola, la salud y la infraestructura”.
En 2023, participó de un informe donde alertó que las olas de calor en el área metropolitana de Buenos Aires podrían duplicarse hacia mediados de siglo si no se reducen las emisiones. Estas proyecciones se basan en modelos climáticos que ella misma ayudó a desarrollar.
Ciencia con compromiso social
Uno de los rasgos de su liderazgo es la insistencia en vincular la ciencia con la vida cotidiana. Camilloni subraya que las consecuencias del cambio climático golpean con mayor dureza a los sectores más vulnerables. “Las poblaciones más pobres son las que tienen menos capacidad de adaptación”, remarcó en una charla en la UBA, destacando la dimensión social de la crisis ambiental.
En ese sentido, sostiene que la lucha contra el cambio climático debe pensarse también como una cuestión de justicia social. Esto significa que las políticas públicas no solo deben mitigar emisiones, sino también proteger a quienes tienen menos recursos para afrontar inundaciones, pérdidas de cosechas o enfermedades vinculadas a altas temperaturas.
Argentina en el mapa global
Como autora del IPCC, Camilloni participó en la redacción de informes que fueron clave para entender la magnitud de la crisis climática. Desde esa plataforma internacional, llevó la perspectiva de América Latina y, en particular, de Argentina. Allí subrayó que el Cono Sur enfrenta riesgos significativos en recursos hídricos, agricultura y salud pública.
En declaraciones a Perfil, advirtió que los costos de la inacción serán mucho más altos que los de actuar ahora:
“Si no se toman medidas inmediatas, el precio a pagar en daños y pérdidas será muy superior al costo de las políticas de adaptación y mitigación.”
Liderazgo femenino en ciencia
En un ámbito históricamente dominado por hombres, Camilloni representa también un liderazgo femenino que inspira a nuevas generaciones de científicas. Sus estudiantes la reconocen no solo por su rigurosidad académica, sino por su capacidad de orientar y abrir caminos. En conferencias y charlas públicas suele destacar la importancia de que más mujeres participen en áreas estratégicas de ciencia y política climática.
Este aspecto amplía el alcance de su influencia: no se limita al terreno técnico, sino que también contribuye a cambiar las dinámicas culturales de la ciencia argentina.
Mirar hacia adelante
Para usted, lector, la voz de Inés Camilloni es un recordatorio de que el cambio climático ya es parte de nuestra vida diaria. Su liderazgo científico busca traducir datos complejos en advertencias claras y en llamados a la acción. Al mismo tiempo, conecta el futuro global con la realidad local: desde Buenos Aires hasta las provincias agrícolas, cada rincón del país está expuesto a riesgos que requieren respuestas urgentes.
