Sofía Gatica: de la tragedia personal a una lucha colectiva contra los agrotóxicos

Agricultor rociando cultivos con un pulverizador manual de color verde, usando guantes negros y delantal en un entorno rural verde.

Sofía Gatica dio un giro inesperado y doloroso que terminó marcando el rumbo de su militancia ambiental. A comienzos de los 2000, perdió a su hija recién nacida por una malformación renal. La tragedia personal de esta mujer oriunda de Córdoba pronto se transformó en motor de una investigación comunitaria que puso en evidencia un patrón inquietante: en la misma zona, otras familias sufrían enfermedades graves y muertes tempranas que parecían tener un denominador común.

“Vi a muchos chicos con barbijos. Mi hija había muerto, la señora de enfrente también había perdido a su hija. Entonces con otras vecinas empezamos a recorrer el barrio y fuimos armando un mapa con los enfermos”, recordó en una entrevista publicada por la organización Números Rojos. Ese trabajo artesanal reveló más de 300 casos de cáncer y decenas de fallecimientos en un radio reducido, además de malformaciones congénitas en recién nacidos.

El nacimiento de Madres de Ituzaingó

Saliendo a golpear puertas de a poco se organizaron bajo un nombre que pronto se hizo reconocido en todo el país: Madres de Ituzaingó. Sin recursos, tomaron la decisión de denunciar públicamente las fumigaciones con glifosato y otros agroquímicos que se realizaban a metros de sus casas. “Encontramos niños sin maxilar, bebés que nacían solo con el dedo pulgar… el agroquímico está, y tenemos la enfermedad”, describió Sofía en una entrevista con Píkara Magazine.

La organización logró visibilizar el vínculo entre el modelo agroindustrial basado en la soja transgénica y el impacto sanitario en la población. Sus denuncias derivaron en causas judiciales y en un fallo histórico: por primera vez en Argentina se condenó a productores y aplicadores por fumigaciones ilegales con plaguicidas.

Cabe destacar que, tras sus luchas, fue amenazada en múltiples ocasiones y en 2013 incluso sufrió una agresión directa: hombres armados la golpearon y le advirtieron que dejara sus denuncias. “América se ha escrito con sangre y seguirá escribiéndose con sangre… pero nuestra lucha va a crear un precedente y probablemente va a servir para salvar vidas”, sostuvo en la misma entrevista con Números Rojos, con la voz cargada de convicción.

En paralelo, el activismo de las Madres también logró frenar un megaproyecto de Monsanto en la localidad cordobesa de Malvinas Argentinas. Las protestas y los acampes se prolongaron durante meses, hasta que la empresa desistió de instalar la mayor planta de semillas transgénicas de América Latina.

Reconocimientos en todo el mundo

Cabe destacar que, en 2012, Gatica recibió el Premio Goldman, considerado el “Nobel ambiental”, gracias a su trabajo en la denuncia de los agrotóxicos. Fue nada más y nada menos que la primera argentina en obtenerlo. Día a día, insiste en que la problemática de los agrotóxicos es un drama cotidiano.

“Fuimos a la calle, diciendo que teníamos cáncer y leucemia… Fue muy difícil, pero saliendo a la calle obteníamos respuestas”, contó sobre las primeras acciones que emprendieron.