
El clima ha dominado los titulares en los primeros meses de 2025 debido a eventos como fuertes lluvias, huaicos y temperaturas elevadas que han afectado a millones de personas en América Latina. Estos fenómenos naturales han llevado a muchos a preguntarse si el fenómeno de El Niño, que ya causó estragos en 2017, podría repetirse este año. El ingeniero meteorólogo Jonathan Cárdenas advirtió sobre la alta probabilidad de que un nuevo fenómeno de El Niño costero esté por ocurrir, lo que podría traer consigo graves consecuencias para diversas áreas de la sociedad peruana.
Escenario climático preocupante
Las lluvias intensas y las altas temperaturas, que han marcado la pauta del inicio de este 2025, han generado inquietud en la población y mantienen a las organizaciones ambientalista, como Greenpeace, en alerta. Muchas personas se preguntan si el país está a punto de experimentar un fenómeno de El Niño como el vivido en 2017. Según Jonathan Cárdenas, el fenómeno no solo se caracteriza por el calentamiento del mar, sino por la persistencia de dicho calentamiento durante un período prolongado. Si la temperatura del agua se mantiene elevada por tres trimestres consecutivos, se confirmaría la ocurrencia de El Niño.
Cárdenas explicó que, aunque aún no se puede confirmar si se trata de un fenómeno completo de El Niño, los efectos ya se están sintiendo. En las noches, las personas experimentan bochorno similar al de años anteriores, como en 2023, 2024 e incluso 2017. El ingeniero señaló que, si bien en enero las aguas del mar peruano estaban frías, en febrero la situación empezó a cambiar, con el calentamiento observado en el norte del país. El 8 de marzo se registró un aumento de hasta 4 grados en la temperatura del mar frente a Lima, lo que ha provocado una anomalía cálida significativa.

Alerta sobre el fenómeno de El niño
En respuesta a la situación, la Comisión Multisectorial del Estudio Nacional del Fenómeno “El Niño” (ENFEN) emitió un comunicado extraordinario, declarando el estado de vigilancia ante la posible aparición de El Niño Costero. En su informe, la comisión destacó el aumento anómalo de la temperatura del mar en la región del Pacífico oriental, especialmente frente a las costas de Perú y Ecuador, como un indicio de la proximidad de este fenómeno climático.
Además, ENFEN advirtió sobre el debilitamiento de los vientos alisios, que contribuyen al calentamiento del océano. Estas condiciones meteorológicas han generado lluvias por encima de lo normal en las zonas costeras del país, un patrón que suele ser característico del fenómeno de El Niño. Como resultado, la comisión señaló que existe una alta probabilidad de que El Niño Costero se afiance en los próximos meses.
Posibles impactos del fenómeno costero
De confirmarse la llegada de El Niño Costero, los efectos podrían ser devastadores para diversas industrias. Según los expertos, sectores clave como la agricultura, la pesca y la infraestructura se verían seriamente afectados. Los agricultores podrían enfrentarse a inundaciones y cambios en los patrones de lluvia, lo que afectaría sus cosechas, mientras que la pesca sufriría por el calentamiento de las aguas, lo que podría reducir la disponibilidad de peces.
Además, las infraestructuras costeras, como puertos y viviendas, podrían verse amenazadas por las lluvias intensas y el aumento del nivel del mar, situaciones que ya se han registrado en fenómenos anteriores. Por esta razón, las autoridades han instado a la población a mantenerse informada y tomar las precauciones necesarias para mitigar los efectos de El Niño.

Qué es el fenómeno de El niño y cómo afecta al clima global
El fenómeno de El Niño es un evento climático que ocurre en el océano Pacífico ecuatorial, con la capacidad de alterar el clima a nivel global. Se caracteriza por un aumento anómalo de las temperaturas superficiales del océano en la región central y oriental del Pacífico. Este calentamiento modifica los patrones de circulación atmosférica, lo que a su vez genera una serie de efectos en diferentes partes del mundo.
El fenómeno forma parte del ciclo climático conocido como El Niño-Oscilación del Sur (ENOS), que tiene dos fases: El Niño, con el calentamiento de las aguas, y La Niña, que se asocia al enfriamiento. Durante El Niño, los vientos alisios, que normalmente empujan las aguas cálidas hacia el oeste del Pacífico, se debilitan o invierten su dirección, permitiendo que las aguas cálidas se desplacen hacia la costa de América del Sur. Este cambio en las condiciones atmosféricas provoca alteraciones en la formación de nubes y lluvias.
Efectos globales y la importancia del monitoreo del fenómeno
Las consecuencias de El Niño son vastas y afectan a muchas partes del mundo de manera diversa. En América del Sur, los países como Perú y Ecuador experimentan lluvias intensas e inundaciones, mientras que en regiones como Australia e Indonesia se enfrentan a sequías severas. La actividad pesquera también se ve comprometida, ya que el calentamiento del océano reduce la cantidad de nutrientes disponibles para los peces, lo que afecta la pesca comercial.
A nivel global, El Niño tiene repercusiones en fenómenos como huracanes, incendios forestales y alteraciones en las temperaturas globales. Su aparición varía cada 2 a 7 años y sus impactos pueden durar entre 9 y 12 meses. Dada la magnitud de sus efectos, es crucial monitorear este fenómeno de manera constante para poder prever sus consecuencias y minimizar su impacto en las economías y comunidades que dependen de un clima estable.