Minúsculas plantas y hongos, una alianza inesperada para limpiar suelos contaminados

Pequeños hongos rojos creciendo sobre un tronco húmedo cubierto de musgo en el bosque.

La contaminación del suelo no suele estar en las noticias. Pero está ahí. En cada calle, en cada descampado donde se acumulan restos de actividades humanas. En las ciudades, el problema viene de varias fuentes: fábricas, automóviles, humo de estufas e incluso de lo que tiramos en casa. Esos restos se van quedando en la superficie y terminan mezclándose con la tierra. Algunos compuestos son especialmente peligrosos. Los científicos los llaman Hidrocarburos Aromáticos Policíclicos. Las organizaciones ambientalistas del mundo, como Greenpeace, destacan que se trata de productos tóxicos para animales y para las personas.

Parecería que hace falta una solución costosa, complicada, de laboratorio. Sin embargo, un equipo de investigadores descubrió que la respuesta puede estar en algo mucho más simple: plantas minúsculas y hongos invisibles a simple vista. Sí, los mismos que crecen en lugares húmedos, en forma de un tapiz verde.

Hepáticas y su asociación con hongos

El trabajo fue realizado por el Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente, que depende del CONICET y de la Universidad Nacional del Comahue, junto a la Universidad de Granada. Estudiaron un tipo de planta muy particular: las hepáticas. Lo que encontraron es interesante. Estas plantas tienen la capacidad de cubrir el suelo como una alfombra, justo donde se concentran los contaminantes. En sus experimentos, comprobaron que pueden absorber casi por completo los hidrocarburos presentes. Y cuando conviven con hongos micorrícicos arbusculares, lo hacen todavía mejor. Es una relación simbiótica: planta y hongo se ayudan mutuamente y, de paso, limpian el terreno.

La rapidez es su mayor fortaleza

Otro detalle que llamó la atención del equipo es lo rápido que estas plantas se regeneran. Aunque se las retire por completo, pueden volver a cubrir el área en solo 15 días. Esto significa que no hay que esperar meses para repetir el proceso de limpieza. Es casi como si la naturaleza ofreciera un ciclo automático de restauración. Por eso creen que son candidatas perfectas para suelos que necesitan una intervención continua, como los que están cerca de industrias o carreteras.

No es la única opción natural para aliviar suelos contaminados

Claro que las hepáticas no son la única herramienta disponible. Hay otros métodos biológicos que ayudan a recuperar el suelo. Algunos usan árboles de raíces profundas —álamos, sauces— que pueden absorber metales y contaminantes desde capas más hondas. También existe la biorremediación con bacterias, pequeños organismos que transforman pesticidas e hidrocarburos en sustancias menos peligrosas. A veces se trabaja directamente en el terreno, otras se usan sistemas cerrados para tratar el suelo y devolverlo limpio. Y están los hongos de la micorremediación, que liberan enzimas capaces de descomponer hasta compuestos industriales y restos de plásticos. Los especialistas coinciden en algo: lo más efectivo suele ser combinar estrategias según el tipo de contaminación y las condiciones del lugar.

Un enfoque respetuoso con el entorno

Además de ser eficiente, este método es poco invasivo. No daña la biodiversidad ni altera el equilibrio del ecosistema. La asociación de hepáticas y hongos parece ideal para sitios donde la contaminación se concentra en la superficie y no conviene emplear técnicas agresivas. Incluso se piensa que podrían capturar otros contaminantes, como los microplásticos. Si esto se confirma, abriría nuevas posibilidades para su aplicación en entornos urbanos. Es un ejemplo claro de cómo la ciencia puede aprovechar procesos naturales para enfrentar problemas modernos.

Preguntas abiertas y próximos pasos

La investigación no está cerrada. Quedan varias incógnitas. Cómo viajan los contaminantes dentro de la planta, qué regula ese movimiento y si es posible hacer que el proceso sea aún más eficiente. Los científicos esperan que resolver esas dudas les permita mejorar la técnica y aplicarla a distintos tipos de suelos y contaminantes.

En un escenario donde la contaminación avanza rápido, resulta alentador que organismos tan pequeños ofrezcan soluciones tan prometedoras. Tal vez el futuro de la recuperación ambiental no dependa solo de tecnología de punta, sino de prestar atención a estas asociaciones invisibles que ya existen en la naturaleza.