
El trabajo a distancia, también conocido como teletrabajo, podría reducir considerablemente la huella de carbono en comparación con el trabajo presencial. De acuerdo con una investigación llevada a cabo recientemente por científicos de la Universidad de Cornell y basada en estudios publicados en la revista científica PNAS, la publicación oficial de la Academia Nacional de Ciencias estadounidense, el home office tendría el potencial de disminuir hasta un 58% las emisiones de dióxido de carbono de los trabajadores.
A fines de 2019, el confinamiento obligatorio impuesto por la pandemia de COVID hizo que muchas empresas descubrieran que sus empleados podían continuar realizando sus labores con normalidad desde sus hogares. Durante los primeros meses de 2020, el home office pasó de ser una alternativa minoritaria a extenderse ampliamente entre las organizaciones.
Esta medida provocó que disminuyera notablemente el número de vehículos en las carreteras, ya que la mayoría de la gente no debía trasladarse a sus puestos de trabajo. En consecuencia, las emisiones de gases de efecto invernadero, incluido el dióxido de carbono, llegaron a registros mínimos históricos.
La relación entre el home office y la reducción de la huella de carbono
Para realizar el informe, el equipo de científicos liderado por el Dr. Longqi Yang, analizó más de 100 mil muestras sobre las emisiones generadas por los trabajadores durante esa época de transición del trabajo presencial al trabajo en casa. Los expertos tuvieron en cuenta factores como los desplazamientos hacia y desde el lugar de trabajo, la comparación del uso de energía en las viviendas particulares y las oficinas, y los traslados no relacionados con el trabajo, entre otros.
Además, compararon las emisiones de gases contaminantes de los empleados estadounidenses que trabajan completamente “in situ”, con los que lo hacen totalmente desde sus hogares y, por último, con los que hacen home office de forma parcial (al menos 1 vez por semana). Los resultados indicaron que quienes realizan teletrabajo reducirían hasta un 58% su huella de carbono en comparación con los que se movilizan a sus lugares de trabajo.
Asimismo descubrieron que las emisiones de gases de efecto invernadero disminuirían hasta un 29%, si los empleados trabajaran a distancia entre 2 y 4 días a la semana. Según los científicos, la mayor diferencia en la huella de carbono estaría dada por la disminución en el consumo de energía en los hogares, en comparación con las oficinas.
¿Cuánto se puede reducir la huella de carbono al trabajar desde casa?
Tras la pandemia de COVID-19, la organización ambientalista Greenpeace llevó a cabo un estudio que arrojó que, con solo un día a la semana de trabajo remoto, podría haber una disminución de hasta 406 toneladas diarias de dióxido de carbono. Esto significaría una reducción cercana al 8% de las emisiones diarias producidas por los traslados de los empleados a sus lugares de trabajo.
Pero además, el home office tendría un impacto ambiental positivo extra, ya que contribuiría enormemente a mejorar la calidad del aire al reducir las emisiones de gases tóxicos como el óxido de nitrógeno y otras partículas contaminantes provenientes de la quema de combustibles utilizados en el transporte.

Otros beneficios para el planeta del trabajo desde casa resaltados en el informe incluyen la reducción de la contaminación acústica y lumínica en las grandes ciudades y la disminución en el consumo de papel. Y por si esto fuera poco, diversos estudios han demostrado que el teletrabajo tiene beneficios positivos tanto para la productividad, como para la salud general de los empleados.
¿Qué es y cómo se calcula la huella de carbono?
Los expertos denominan “huella de carbono” al total de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que emiten los seres humanos mientras llevan a cabo sus actividades cotidianas. A través de metodologías y estándares establecidos y reconocidos a nivel mundial, se puede evaluar el nivel de contaminación atmosférica provocado por una persona, un evento, una industria y hasta un producto en particular.
Gracias a estos indicadores, las empresas e industrias pueden calcular sus niveles de contaminación, por lo que la huella de carbono se ha vuelto una gran herramienta a la hora de medir el impacto ambiental y la sostenibilidad de las organizaciones mientras llevan a cabo sus actividades.

En cuanto a los individuos, la huella de carbono puede medirse a través de los hábitos de consumo de cada persona. Por ejemplo, a través del uso de la energía, el transporte, los alimentos, y todos los otros productos utilizados de forma cotidiana, desde los automóviles y la vestimenta, hasta los dispositivos electrónicos.