
El incendio que afecta la provincia de Neuquén, especialmente los bosques de Quillén, ha representado un desafío monumental para las autoridades y brigadistas. Sin embargo, en medio de este desastre, hay señales de esperanza. A pesar de la magnitud del fuego, las tareas realizadas en los últimos días han permitido avanzar en la lucha contra las llamas, brindando algo de alivio a los afectados y ofreciendo resultados positivos en el control del incendio.
Después de más de 13 días de intensos esfuerzos, la noticia más alentadora para la provincia llegó el miércoles, cuando los brigadistas pudieron enfriar varios focos del incendio y coordinar la vuelta de los evacuados a sus hogares. Esta acción estuvo orientada a reducir los riesgos para la población y evitar que el fuego se expandiera hacia zonas cercanas a las comunidades. Entre los evacuados se encontraba la comunidad mapuche Chiquillihuín, que había sido trasladada a un centro educativo en Junín de los Andes debido a la amenaza del fuego y el humo espeso que invadió la región. Aunque sus viviendas no resultaron dañadas, el riesgo de la situación fue lo que motivó la evacuación.
Luciana Ortiz Luna, Secretaria de Emergencias y Gestión del Riesgo de Neuquén, subrayó la importancia de la estrategia en el manejo del fuego, que se ha centrado en proteger las vidas humanas y evitar la expansión del incendio hacia nuevas zonas residenciales. La coordinación de los equipos de brigadistas y el uso de herramientas tecnológicas, como drones para el mapeo, han sido esenciales para el monitoreo de la situación y la toma de decisiones en tiempo real.
La importancia de la tecnología y la intervención aérea en el combate del incendio
El uso de aeronaves ha sido clave en las tareas de contención del fuego en la provincia de Neuquén. A pesar de las complicaciones generadas por los fuertes vientos, que dificultaron la operación de más de 20 medios aéreos desplegados en la zona, las últimas jornadas han mostrado resultados positivos. Estos aparatos no solo permiten arrojar agua en los puntos críticos del incendio, sino que también facilitan el traslado de brigadistas a áreas de difícil acceso, donde el fuego sigue siendo un desafío importante.
Adrián Barrera, director del Sistema Provincial de Manejo del Fuego, destacó la importancia de adaptar la estrategia de combate a las condiciones climáticas y el terreno. La coordinación de los equipos, tanto aéreos como terrestres, es esencial para que las tareas de contención y extinción avancen de manera efectiva, minimizando el impacto en la población y el medio ambiente.
El futuro del incendio y la lucha por proteger los bosques de Quillén
Una de las áreas más preocupantes es la zona de Quillén, un bosque intangible con un alto valor natural y sin intervención humana. Este sector se encuentra entre las principales prioridades de las autoridades, ya que representa un patrimonio ecológico invaluable. El trabajo en esta área es complicado debido a la falta de senderos y la densidad del bosque, lo que dificulta el acceso de los brigadistas.
A pesar de la grave situación, la gobernación de Neuquén ha proporcionado recursos de última tecnología para enfrentar el desastre, como las bombas de agua livianas, las cuales son esenciales para mantener el control en las áreas más críticas. Sin embargo, la incertidumbre sobre las condiciones climáticas sigue siendo un factor determinante en la evolución del incendio. Aunque se espera que la lluvia pueda aliviar la situación, no hay pronósticos a corto plazo que auguren precipitaciones, por lo que los esfuerzos de combate seguirán dependiendo en gran medida de la coordinación y los recursos disponibles.