
La COP16 de Biodiversidad de la ONU, realizada en Roma, finalizó con un compromiso clave: establecer una hoja de ruta para cerrar la brecha global de 700 mil millones de dólares en financiamiento para proteger la naturaleza. Como parte de este acuerdo, se lanzó el Fondo de Cali, un nuevo instrumento financiero al que deberá sumarse un diseño que asegure que los países implicados puedan acceder al dinero.
La organización ambientalista Greenpeace Colombia reconoció el valor de este avance, pero señaló que aún falta lo más importante: que el dinero llegue a los pueblos indígenas y las comunidades locales que más lo necesitan y que conforman la primera línea de defensa del medioambiente.
Es solo un primer paso para cuidar la biodiversidad, faltan más
El hecho de que se haya reconocido que sin financiamiento no puede haber protección de la biodiversidad representa un paso importante en la lucha contra la destrucción de los ecosistemas. Sobre todo en el contexto político actual que atraviesa el planeta, el acuerdo alcanzado en Roma es una señal de que el mensaje se llegó alto y claro a las negociaciones internacionales.
Sin embargo, este avance podría no servir para nada si los países del Norte Global no cumplen con los compromisos que asumieron. Para realmente proteger la biodiversidad en América Latina y en el mundo, hacen falta recursos reales. Los fondos deben llegar lo antes posible para enfrentar la crisis ambiental más importante de la historia del planeta.
¿Cómo garantizar que los fondos lleguen?

Si realmente se quiere cumplir con lo acordado en la COP 16, el Fondo de Cali es solo una parte del camino. Lo más urgente es que se realice un desembolso anual de al menos 20 mil millones de dólares para financiar la lucha contra la destrucción de la biodiversidad este mismo año. Pero además, es importante que las grandes industrias (responsables de la pérdida de biodiversidad) como las farmacéuticas y la agroindustria, donen al Fondo al menos el 1% de sus ingresos.
De otra forma, el Fondo de Cali será meramente un ente simbólico. Lo ideal es que se transforme en una herramienta real que priorice el acceso justo, transparente y efectivo a los recursos de los países más necesitados. Por eso es importante que surjan mecanismos de financiamiento que cuenten con la participación efectiva de los sectores más comprometidos con la protección del medioambiente.
La otra cara de la moneda: eliminar subsidios dañinos
Además de proveer fondos para proteger la biodiversidad, es fundamental que en todo el mundo se eliminen aquellos subsidios que la perjudican. De otro modo, no tendrá ningún sentido avanzar con un fondo como el de Cali si al mismo tiempo se sigue financiando con dinero público a industrias que generan daño a los bosques, los océanos y los ecosistemas.
En definitiva no se trata solo de recaudar dinero, sino de garantizar que esos fondos se utilicen en soluciones reales, que impacten de forma directa sobre el bienestar de los ecosistemas más amenazados por el cambio climático, la deforestación, los incendios forestales, la contaminación y las actividades humanas.
COP 30: El próximo paso
La próxima Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático (COP30) se celebrará en 2025 en Belém do Pará, en el corazón de la Amazonía brasileña. Este dato no es menor: por primera vez en la historia, la cumbre climática se llevará a cabo en la región dueña de uno de los ecosistemas más vitales y amenazados del planeta.

Esto permitirá que la protección de los bosques tropicales y los derechos de los pueblos indígenas ocupen un lugar central en las negociaciones. Sin embargo, para eso será necesario que las divisiones entre los países del Norte Global y los del Sur Global puedan ser superadas, en especial respecto a quiénes deben financiar la restauración ecológica y bajo qué condiciones.
Porque mientras los países más ricos insisten en mantener el control de los fondos, los países más vulnerables reclaman por su soberanía y justicia climática. A esto se suman las presiones de las grandes corporaciones que buscan mantener sus negocios (en sectores como el petróleo, el gas, la minería y la agroindustria) a costa del medioambiente. Es hora de hacer oídos sordos a su ambición y defender de una vez por todas al planeta.