
El año 2024 fue registrado como el más cálido en los 175 años de observaciones meteorológicas, según el último informe de la Organización Meteorológica Mundial. Esta alarmante marca resalta la gravedad del cambio climático y sus efectos visibles, como el rápido retroceso de los glaciares. La ONU advierte que esta crisis amenaza el abastecimiento de agua y alimentos para cerca de 2.000 millones de personas en el planeta, subrayando la urgencia de tomar medidas para mitigar el impacto.
La disminución de nieve y glaciares afecta a la seguridad alimentaria
El Informe Mundial sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2025, publicado por la Unesco, advierte que la disminución de las nevadas y el deshielo acelerado de los glaciares afectan de manera crítica a la agricultura de regadío, que depende del agua de las montañas. En estas zonas montañosas, hogar de más de mil millones de personas, la falta de agua está intensificando los problemas de inseguridad alimentaria, situación que probablemente empeorará a medida que los recursos hídricos sigan mermando. Además, se espera un aumento en la frecuencia de avalanchas y posibles inundaciones repentinas provocadas por el deshielo de glaciares y del permafrost.
El calentamiento global intensifica el retroceso glaciar
El informe anual sobre el Estado del clima global de la Organización Meteorológica Mundial confirma que 2024 fue el año más caluroso desde que existen registros, lo que acelera la pérdida de glaciares. A medida que el hielo retrocede, se exponen superficies oscuras que absorben más radiación solar, contribuyendo al aumento de las temperaturas. Para concientizar sobre este problema, la ONU declaró 2025 como el Año Internacional de la Preservación de los Glaciares y estableció el 21 de marzo como su día mundial, con el objetivo de fomentar políticas de protección y soluciones sostenibles. Según advierte la ONU, las actividades humanas ambientalmente insostenibles y el cambio climático están transformando drásticamente las montañas y los glaciares, comprometiendo el acceso al agua dulce para millones de personas.

La importancia de las montañas como fuentes de agua dulce
El informe de 2025 subraya que el retroceso de la nieve y el hielo en las montañas tendrá consecuencias significativas tanto para los seres humanos como para los ecosistemas. Aproximadamente el 60% del agua dulce mundial proviene de regiones montañosas, donde viven 1.100 millones de personas y habita el 85% de las especies de aves, anfibios y mamíferos. La reducción de la disponibilidad de agua potable y para la agricultura, el estrés en los ecosistemas y el mayor riesgo de inundaciones devastadoras por desbordamiento de lagos glaciares son algunos de los impactos señalados. También se destaca el valor espiritual y cultural que las montañas y glaciares tienen para comunidades de todo el mundo, desde el Hindu Kush hasta la Sierra Nevada de Santa Marta.
Medidas de adaptación y el valor del conocimiento indígena
Frente a esta situación, las comunidades de montaña están implementando diversas estrategias de adaptación. Entre ellas se encuentran la modificación de prácticas agrícolas, la construcción de mejores sistemas de almacenamiento de agua y el fortalecimiento de sistemas de alerta temprana para inundaciones y deslizamientos de tierra. El informe también subraya la necesidad de aumentar el financiamiento y fomentar la adaptación, además de reconocer el valor del conocimiento indígena y la importancia de la cooperación internacional. Estos esfuerzos buscan garantizar la sostenibilidad de los recursos hídricos y la protección de los ecosistemas montañosos ante el cambio climático.
Los glaciares como componentes esenciales de la criosfera
Cada año, el Informe sobre el Desarrollo Mundial de los Recursos Hídricos de la ONU analiza un aspecto distinto del agua y la sanidad, ofreciendo recomendaciones a los responsables de políticas públicas. La edición 2025 se centra en la relación entre montañas y glaciares, recordando que estos son conocidos como las “torres de agua” del mundo por su rol fundamental en el ciclo hidrológico. El agua de deshielo de nieve y glaciares es crucial para los arroyos, especialmente en épocas cálidas y secas, asegurando el flujo de los ríos y aliviando el estrés hídrico. Aunque se suele afirmar que dos mil millones de personas dependen del agua de montaña, el informe aclara que esta cifra corresponde a quienes habitan en cuencas de drenaje de origen montañoso, siendo el aporte glaciar variable según la región.

El rol fundamental de los glaciares en ríos, ciudades y energía
El informe señala que los ríos como el Colorado, el Nilo y el Río Negro dependen en más de un 90% de aguas de origen montañoso. Grandes ciudades como Tokio, Los Ángeles y Nueva Delhi necesitan de este recurso para diversos sectores. También se destaca que las montañas son vitales para la generación de energía hidroeléctrica, representando, por ejemplo, el 8% de la producción en los países andinos. Además, dos tercios de la agricultura de regadío en el mundo dependen del agua de montaña, y las comunidades montañosas cumplen un rol esencial en la conservación de la biodiversidad agrícola y de plantas medicinales raras.
La criosfera y el futuro incierto de los glaciares
La mayor parte del agua proveniente de las montañas se origina en el derretimiento de nieve y hielo, siendo los glaciares —ríos de hielo que se forman por acumulación de nieve— una parte clave de la criosfera. Actualmente, cerca del 10% de la superficie terrestre está cubierta por unos 200.000 glaciares, los cuales almacenan el 70% del agua dulce del planeta. El informe advierte que todas las cordilleras han mostrado señales de calentamiento desde principios del siglo XX, y que las precipitaciones en forma de nieve están siendo reemplazadas por lluvias, lo que reduce la acumulación nival.
Superación del pico hídrico y desaparición de glaciares
Cuando la capa de nieve disminuye, los ríos inicialmente experimentan un aumento en su caudal, pero una vez alcanzado el “pico hídrico”, el flujo disminuye. Según el informe, ya se habría superado este punto en ríos de los Andes tropicales, el oeste de Canadá y los Alpes suizos. Además, muchos glaciares han desaparecido. Colombia, por ejemplo, ha perdido el 90% de su superficie glaciar desde mediados del siglo XIX. El glaciar de la Sierra Nevada de Santa Marta, fuente de más de 30 ríos y sitio sagrado para comunidades indígenas, enfrenta una desaparición acelerada.
Impactos ecológicos del calentamiento en las montañas
Las montañas, que cubren una cuarta parte de la superficie terrestre, albergan ecosistemas únicos y más del 85% de ciertas especies animales. A medida que la temperatura aumenta, las comunidades ecológicas se desplazan a mayores altitudes. El informe sostiene que, con el ciclo hidrológico volviéndose más errático y extremo, muchas especies enfrentarán mayores presiones para sobrevivir, poniendo en riesgo la biodiversidad.
Desafíos y riesgos asociados al cambio climático en zonas montañosas
Finalmente, el informe advierte que el cambio climático, combinado con la urbanización rápida y mal planificada, está debilitando los frágiles ecosistemas montañosos, comprometiendo la disponibilidad, calidad y seguridad del agua. Greenpeace, entre otras organizaciones ambientalistas, ha advertido sobre las consecuencias de la deforestación. Es que este fenómeno incrementa la probabilidad de desastres naturales como deslizamientos de tierra y liberaciones repentinas de agua de lagos glaciares.