
Las energías limpias tienen como objetivo principal proteger al planeta y su biodiversidad del cambio climático y la contaminación. Sin embargo, el creciente interés que ha habido en los últimos años por el litio, un mineral esencial para la transición hacia energías verdes, ha generado una explotación masiva en diversos países que pone en riesgo la biodiversidad de sus ecosistemas.
América Latina es uno de los principales focos de esta “fiebre del litio”, ya que cuenta con varias reservas de este mineral. Los salares de países como Argentina, Chile y Bolivia han sido víctimas de la extracción intensiva de litio ante el incremento de la demanda de países desarrollados para elaborar baterías de dispositivos electrónicos y vehículos eléctricos. Es decir, es pos de una falsa “transición verde”.
En Estados Unidos, mientras tanto, el ambientalista del Centro para la Biodiversidad Patrick Donnelly acaba de advertir a su gobierno acerca del riesgo de extinción que podría provocar la extracción de litio en una zona desértica de Nevada donde habita la planta conocida como “Trigo Sarraceno de Tiehm”.
Es por eso que organizaciones ambientalistas como Greenpeace continúan interviniendo para reclamar a los gobiernos de todo el mundo que tomen medidas que permitan proteger a los ecosistemas locales del terrible impacto ecológico de la minería a cielo abierto.
¿Cómo podría afectar la extracción de litio a la biodiversidad de Nevada?
El Trigo Sarraceno de Thiehm, cuyo denominación científica es «Eriogonum tiehmii» es una planta descubierta en 1983 por el botánico estadounidense Arnold Tiehm. Se trata de una especie única, que solo crece en un valle desértico del estado de Nevada, al oeste de los Estados Unidos. Solo hace 2 años atrás, esta planta había sido incluida en la lista de especies en peligro y actualmente se calcula que solo quedan cerca de 22 mil ejemplares.
Lamentablemente, la empresa minera australiana Ioneer identificó una enorme reserva de litio en Rhyolite Ridge, el hogar de la planta, a casi 400 kilómetros de la ciudad de Las Vegas. Esta compañía espera extraer aproximadamente 22 mil toneladas de carbonato de litio al año, lo que sin dudas significaría la extinción del Trigo Sarraceno de Thiehm.
Y aunque Ioneer asegura que su proyecto no sacrificará a la especie, e incluso ha prometido que ¡solo! destruirá el 22% de su hábitat, especialistas como Donnelly llevarán el caso a los tribunales estadounidenses y han calificado a las excusas de la compañía australiana como un intento absurdo de ocultar la destrucción inevitable de esta planta autóctona.

Los estragos de la explotación de litio en América Latina
En Latinoamérica existe una región conocida como el «Triángulo del Litio», conformada por Argentina, Bolivia y Chile. Esta zona concentra más del ¡60% de las reservas mundiales de litio! Lo que ha convertido a estos países en la gallina de los huevos de oro de las industrias de baterías y artefactos electrónicos que operan con este material.
Sin embargo, la extracción de litio no es un proceso inofensivo para los ecosistemas. La evaporación solar, una de las técnicas más comunes utilizadas para extraer litio, implica la utilización de grandes extensiones de tierra y el uso intensivo de agua. Este método puede provocar la desecación de lagunas y la disminución de las fuentes de agua dulce, poniendo en riesgo a la flora y fauna local.
Es por eso que los salares, donde se encuentra la mayor concentración del mineral, pueden verse gravemente afectados. Los expertos han advertido una y otra vez cómo la explotación intensiva altera el equilibrio hídrico de estos hábitats, llevando a la desaparición de sus especies autóctonas (como en el caso del Trigo Sarraceno de Thiehm) y perjudicando gravemente su biodiversidad.
Un futuro “verde” cada vez más negro
Pero además, la minería de litio contribuye a degradar los suelos y contaminar el agua de las regiones afectadas. Esto se debe a que los químicos utilizados en el proceso de extracción pueden filtrarse en los acuíferos, afectando tanto a los ecosistemas acuáticos como a las comunidades locales.

De acuerdo con datos provistos por la Agencia Internacional de la Energía (AIE), la demanda de litio podría multiplicarse hasta 7 veces para el año 2030. Actualmente, los principales países productores son Australia, Chile y China. Si esta predicción se hiciera realidad, las repercusiones sociales podrían ser terribles, con cientos de comunidades compitiendo por el agua.
Es por eso que si se quiere avanzar hacia un futuro más verde, es necesario implementar prácticas mineras sostenibles que minimicen el impacto ambiental y protejan la biodiversidad de los ecosistemas. De lo contrario, las comunidades deberán enfrentar los costos ambientales mientras las grandes empresas disfrutan de los beneficios económicos de destruir el planeta.