El rol clave de la Cordillera de los Andes para combatir el cambio climático

El rol clave de la Cordillera de los Andes para combatir el cambio climático

La Cordillera de los Andes es una barrera natural contra los efectos del cambio climático. Además de su imponente belleza, este cordón montañoso desempeña un papel crucial en la regulación del clima en la región sudamericana. Ante las sucesivas muestras de cómo el calentamiento global puede alterar el normal funcionamiento de los ecosistemas y la vida de las personas que dependen de ellos, los Andes se erigen como un verdadero escudo protector. 

La inusual altura y extensión de este sistema montañoso (aproximadamente 7.500 kilómetros de extensión, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), le permiten contener a las masas de aire húmedo que llegan desde el océano Pacífico. Esto ayuda a templar las temperaturas extremas, evitando que los países sudamericanos sufran las consecuencias más terribles del cambio climático.

¿Cuál es la influencia de la Cordillera de los Andes en la mitigación del cambio climático?

De acuerdo con la geóloga y vocera de Greenpeace, Silvana Espinosa, si la Cordillera de los Andes no existiera, las olas de calor que actualmente azotan a Sudamérica podrían ser mucho más graves. Sus montañas actúan como reguladoras del clima, permitiendo mantener el equilibrio ambiental necesario para proteger la vida de la flora, la fauna y los seres humanos de la región. 

Cuando las masas de aire húmedo provenientes del Pacífico (que de por sí tienden a ser más frías que en otras zonas del planeta gracias a la corriente de Humboldt) llegan hasta los Andes, son capturadas y redistribuidas en forma de microclimas en sus alrededores. De esta forma, esta cadena montañosa contribuye a mitigar las temperaturas extremas, evitando que los incendios forestales y las sequías que azotan la región sean aún mayores. 

La importancia de los ecosistemas andinos

La cordillera andina cuenta con una amplia variedad de ecosistemas y muchos de ellos cumplen un rol vital en la regulación del clima. Los bosques en las laderas de las montañas, por ejemplo, sirven de refugio para muchas especies vegetales y animales. Pero además actúan como reguladores térmicos, ya que capturan grandes cantidades de dióxido de carbono de la atmósfera evitando que el calentamiento global empeore. 

Los glaciares, por su parte, son fuentes cruciales de agua dulce que alimentan los ríos y arroyos en las zonas bajas de los Andes. Pero no solo proveen el agua esencial para que los humanos consuman y puedan desarrollar sus actividades agrícolas o industriales, sino que además su conservación es crucial para prevenir el aumento del nivel del mar en todo el planeta y otros desastres naturales como inundaciones y desplazamientos de tierra. 

Pero a pesar de su importancia, en los últimos 50 años, los glaciares han sufrido un retroceso enorme. Y de acuerdo con cifras del Fondo Mundial para Naturaleza (WWF), el ritmo actual de calentamiento del planeta podría hacer que más de un tercio de los glaciares del mundo desaparezcan antes del año 2100. 

Minería y deforestación, los grandes enemigos de los ecosistemas andinos

Ante la ola de fenómenos climáticos extremos desencadenados por el cambio climático en toda Sudamérica, la necesidad de preservar los ecosistemas andinos se vuelve cada vez más latente. Pero actividades humanas como la minería y la deforestación ilegal representan una amenaza constante para su supervivencia. 

En países como Argentina, sin embargo, el nuevo gobierno parece no entender la importancia de estos ecosistemas y el peligro que actividades como la minería ilegal en las zonas periglaciares, los incendios forestales o la tala ilegal representan para la biodiversidad y la estabilidad climática de América del Sur y del planeta.  

Recientemente el gobierno propuso derogar o modificar dos normas esenciales para la conservación de ecosistemas como los de la Cordillera de los Andes: la Ley de Bosques y la Ley de Glaciares. Estas alteraciones provocarían la eliminación de controles y el desfinanciamiento de los fondos destinados a proteger los bosques y glaciares del país. 

Es por ello que organizaciones ambientalistas como Greenpeace han lanzado campañas que buscan concientizar a la población acerca de la importancia de preservar estas legislaciones para que ecosistemas tan importantes como los bosques andinos o los glaciares de la Cordillera de los Andes no desaparezcan.