
El yaguareté (Panthera onca) es el felino más grande del continente americano y posee una gran importancia biológica en nuestro país. Declarado “monumento natural” nacional mediante el Decreto Nro. 2744/90 en el año 2001, este animal es un símbolo de la biodiversidad y la salud de los entornos naturales argentinos.
Es por eso que el reciente descubrimiento de tres individuos de la especie en peligro de extinción en las Yungas jujeñas es un hito en la historia nacional de la conservación. El hallazgo fue realizado mediante cámaras fotosensibles instaladas por el programa Paisaje Productivo Protegido (PPP), gracias a la colaboración de la Fundación ProYungas.
Esta iniciativa que vio la luz en el año 2010 e involucra a involucra a empresas, cooperativas y organizaciones en la gestión sostenible de territorios, busca equilibrar la actividad productiva con la conservación de los ecosistemas. Para ello ha diseñado corredores biológicos en Jujuy que permiten que diversas especies (como tapires, yaguaretés y oso hormigueros, entre otros), puedan moverse con facilidad.
La importancia de los yaguaretés para los ecosistemas argentinos
Este majestuoso animal juega un rol crucial en el mantenimiento de la salud de los ecosistemas del país. Por su rol en la cima de la cadena alimentaria, el yaguareté contribuye a regular las poblaciones de otras especies, evitando la sobrepoblación de herbívoros que podrían dañar la vegetación.
Es por eso que los avistamientos de los 3 yaguaretés dentro de las 100 mil hectáreas de bosques nativos protegidos de Jujuy, realizados en los meses de abril y junio de este año confirman la calidad del ecosistema de las Yungas. Su presencia es una clara muestra de la existencia de un hábitat saludable y bien conservado.
Los yaguaretés habitan principalmente en las regiones de la Selva Misionera y las Yungas, aunque su población ha disminuido drásticamente como resultado de la deforestación y la caza furtiva. La conservación de este depredador debería ser un incentivo para la protección de los bosques nativos que le sirven de hogar.

El programa Paisaje Productivo Protegido
El programa Paisaje Productivo Protegido (PPP), que involucra a organizaciones ambientalistas como Greenpeace Argentina o The Nature Conservancy busca desarrollar estrategias de ordenamiento territorial que aseguren la coexistencia armónica entre la naturaleza y las actividades productivas humanas, como la agricultura o la ganadería.
A través de tecnologías como la aplicación BioRegistros, el PPP permite a sus colaboradores registrar y analizar la presencia de diversas especies, facilitando la identificación de amenazas y la toma de decisiones informadas.
¿Qué son los corredores biológicos?
Se denomina así a las áreas que conectan hábitats fragmentados por la mano del hombre con el objetivo de que diversas especies se muevan con facilidad. Estos corredores pueden ser franjas de vegetación natural, cursos de agua o cualquier área que facilite el tránsito de animales y la dispersión de plantas.
Su principal objetivo es mitigar los efectos de la fragmentación del hábitat, como suele ocurrir cuando grandes áreas continuas de vegetación terminan siendo divididas por actividades humanas como la urbanización, la agricultura o la construcción de infraestructuras. Al proporcionar rutas seguras y adecuadas, los corredores biológicos permiten que las especies no tengan que alterar sus patrones de migración, de búsqueda de alimento o de reproducción.

¿Por qué son importantes para la supervivencia de especies como el yaguareté?
Los corredores biológicos facilitan la reproducción entre poblaciones de yaguareté que se encuentran aisladas por el accionar humano. Esto reduce considerablemente el riesgo de endogamia y aumenta la resiliencia de las especies frente a enfermedades y cambios ambientales.
Por otro lado, los corredores permiten que los animales escapen de áreas degradadas o peligrosas, como aquellas afectadas por los incendios forestales o la deforestación. Actualmente, con los problemas que ocasiona el cambio climático, los corredores biológicos resultan vitales, ya que permiten a las especies desplazarse hacia áreas con condiciones más favorables a medida que cambian los patrones climáticos.
En la Argentina, la creación y el mantenimiento de corredores biológicos es esencial para proteger especies en peligro, como el yaguareté, garantizando su supervivencia y el equilibrio ecológico de sus hábitats.