El cambio climático afecta cada aspecto de la vida en el planeta. Por eso no sorprende que el ciclo del agua, uno de los procesos más esenciales para la supervivencia en la Tierra, se encuentre ante una amenaza de colapso nunca antes vista. De acuerdo con un reciente informa de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para el año 2030, la demanda de agua dulce superará en un 40% la cantidad disponible.
Una combinación de prácticas insostenibles y el empeoramiento del cambio climático ocurrido en las últimas décadas están provocando que este sistema, que garantiza la disponibilidad de agua dulce tanto para los ecosistemas como para las comunidades humanas, se esté debilitando de forma acelerada.
Debido a este fenómeno, diversas zonas del planeta están comenzando a sentir las consecuencias. Pero los expertos temen que, en los próximos 5 años, la situación pueda volverse aún más crítica, con la repetición de sequías y de eventos climáticos extremos como huracanes y tifones que pondrán en peligro la vida de millones de personas y especies.
Por este motivo, tanto la comunidad científica internacional como miembros de organizaciones ambientalistas tales como Greenpeace están exigiendo respuestas inmediatas de parte de los líderes mundiales para poner un freno a este deterioro del sistema hídrico global. Solo a través de una gestión más sostenible y equitativa de este recurso vital será posible restaurar el ciclo del agua y preservar el planeta.
¿Cuál es el rol del cambio climático en el deterioro del ciclo del agua?
El cambio climático está provocando un aumento global de la temperatura. De acuerdo con los expertos, por cada grado centígrado en que la temperatura atmosférica sube, se incrementa en un 7 % la humedad del planeta. En consecuencia, se producen lluvias más intensas y sequías más prolongadas. Pero el fenómeno no termina allí, sino que como resultado, se intensifican otros eventos climáticos extremos como tormentas, huracanes y olas de calor.
Por otro lado, el calentamiento global altera los patrones de evaporación y precipitación del agua, acelerando el ritmo al que esta se moviliza en el planeta. Según un informe llevado a cabo de forma reciente por la Comisión Global sobre la Economía del Agua, el cambio climático es un catalizador de los problemas hídricos, complicando aún más el acceso a agua potable y afectando la seguridad hídrica en cada rincón de la Tierra.
¿Cómo es el ciclo natural del agua y por qué es importante para el planeta?
Se conoce como ciclo del agua al proceso mediante el cual el agua se moviliza continuamente entre el océano, la atmósfera y la superficie terrestre. A través de la evaporación y la transpiración, el agua sube a la atmósfera, donde forma nubes mediante la condensación para, finalmente, caer nuevamente a la Tierra en forma de lluvia o nieve y reiniciar el ciclo.
Este procedimiento no solo cumple con la tarea de abastecer de agua dulce a la Tierra, sino que también es importante para regular el clima y distribuir nutrientes esenciales. Por este motivo, que haya un ciclo del agua saludable es crucial para los ecosistemas, ya que garantiza el suministro de humedad en todos los ríos, lagos y acuíferos. Y por el contrario, cuando este ciclo se interrumpe, la vida humana y la biodiversidad del planeta quedan bajo amenaza.
La culpa no es solo del cambio climático
Los expertos sostienen que, si bien el cambio climático es un factor clave en el colapso del ciclo del agua, no es el único. Diversas actividades humanas insostenibles, como la deforestación, la agricultura intensiva y el uso excesivo del agua, también están contribuyendo a este desastre mundial.
Sin ir más lejos, los grandes bosques y selvas tropicales (como las del Amazonas o el Congo) están desapareciendo por el accionar de empresarios y políticos inescrupulosos que no temen destruir estos recursos naturales a cambio de un rédito económico para unos pocos. A medida que los árboles son talados, la etapa de transpiración del ciclo del agua se ve cada vez más comprometida.
Finalmente, hay que mencionar al manejo inadecuado de los recursos hídricos, con un 80% de las aguas residuales a nivel mundial que no son tratadas ni recicladas. Esto aumenta la dependencia de fuentes de agua dulce muy limitadas (solo un 3% del agua del planeta). A menos que esto cambie rápidamente, el acceso a agua potable será cada vez más escaso… Y el futuro cada vez más sombrío.