
En un descubrimiento inquietante que podría tener graves implicaciones para la salud masculina, un reciente estudio ha revelado que los testículos humanos contienen microplásticos en niveles que triplican los hallados en los testículos de animales y en las placentas humanas. Este hallazgo sugiere que la exposición a estos diminutos fragmentos de plástico podría representar un peligro significativo, particularmente para los hombres.
Omnipresencia de microplásticos en el cuerpo humano
La investigación, encabezada por Matthew Campen, profesor regente de ciencias farmacéuticas en la Universidad de Nuevo México, y publicada en la revista Toxicological Sciences, subraya la sorprendente cantidad de plástico que se encuentra en el interior del cuerpo humano. Según Campen, estos microplásticos se presentan como pequeños fragmentos de plásticos muy antiguos y desgastados. Este fenómeno, señala el investigador, se está comenzando a entender mejor, y es imperativo que se realicen más estudios para determinar si estos plásticos están vinculados con problemas graves como la infertilidad, el cáncer testicular y otros tipos de cáncer.
La amenaza de los disruptores endocrinos asociados a los microplásticos
Los microplásticos no son inofensivos. Una vez dentro del cuerpo, pueden infiltrarse en células y tejidos de órganos vitales, donde potencialmente interrumpen procesos celulares cruciales. Además, estas partículas pueden transportar sustancias químicas conocidas como disruptores endocrinos, entre las que se incluyen los bisfenoles, ftalatos, sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS), y metales pesados. Estos compuestos son particularmente peligrosos, ya que pueden causar malformaciones genitales y reproductivas, así como infertilidad femenina, y están asociados con la disminución del recuento de espermatozoides.
La Sociedad de Endocrinología ha informado que, en las últimas cinco décadas, el recuento de espermatozoides en ciertas regiones del mundo, incluyendo Estados Unidos, ha caído en un alarmante 50%, lo que podría estar relacionado con la exposición a estos disruptores endocrinos.

Preocupante acumulación de microplásticos en los testículos humanos
El estudio realizado por Campen y su equipo involucró el análisis de 23 testículos humanos preservados, pertenecientes a individuos de entre 16 y 88 años de edad al momento de su muerte. Los niveles de 12 tipos diferentes de plásticos presentes en estos testículos fueron comparados con los hallados en 47 testículos de perros. Los resultados fueron sorprendentes: la concentración de microplásticos en los testículos humanos era tres veces mayor que en los de los perros, a pesar de que estos últimos están expuestos a plásticos presentes en el suelo, debido a su alimentación y comportamiento.
Estos hallazgos obligan a reflexionar sobre la magnitud de la contaminación plástica a la que estamos expuestos diariamente, y sobre los efectos que esta exposición podría tener en la salud reproductiva humana.
Impacto de la edad y la exposición a microplásticos
Un aspecto intrigante del estudio fue la relación entre la edad de los sujetos y los niveles de microplásticos en sus testículos. Contrariamente a lo esperado, no se encontró una mayor concentración de microplásticos en los hombres de mayor edad. De hecho, los niveles más altos se detectaron en los testículos de hombres en sus años reproductivos más activos, entre los 20 y 45 años. Esta observación sugiere que los testículos más jóvenes, debido a sus mayores necesidades energéticas, podrían atraer y retener más microplásticos, aunque el cuerpo parece tener la capacidad de eliminarlos parcialmente a medida que envejece.
Campen advierte que, dado el ritmo al que aumenta la exposición a los plásticos—con una duplicación cada 10 a 15 años—la situación podría empeorar significativamente en las próximas décadas. Esto subraya la urgencia de tomar medidas para limitar la exposición a estos materiales.

Comparación con los niveles en placentas humanas
Este estudio no es el primero en encontrar microplásticos en tejido reproductivo humano. Una investigación previa liderada por Campen ya había revelado la presencia de microplásticos en placentas humanas. Los niveles de estas partículas en las placentas oscilaron entre 6,5 y 790 microgramos por gramo de tejido, una cantidad significativa, aunque notablemente menor que la hallada en los testículos humanos. Esta diferencia se explica, en parte, por la corta vida útil de la placenta, que es de aproximadamente ocho meses.
Este hallazgo, sin embargo, no debe restar importancia a los resultados alarmantes del estudio más reciente. De hecho, el descubrimiento de microplásticos en los testículos humanos podría ser solo la punta del iceberg en lo que respecta a los efectos de la contaminación plástica en la salud reproductiva.
El hallazgo de microplásticos en los testículos humanos debe servir como una advertencia urgente. Como señala Campen, incluso cuando organizaciones ambientalistas como Greenpeace han denunciado la problemática, apenas se está comenzando a entender la magnitud de la contaminación plástica y sus posibles efectos en la salud humana. Dado el aumento constante en la producción y uso de plásticos, es crucial que la comunidad científica, junto con los responsables de la formulación de políticas, actúe ahora para mitigar los riesgos asociados con la exposición a microplásticos.
La investigación futura debe centrarse en confirmar o refutar la conexión entre la presencia de microplásticos y enfermedades graves como la infertilidad y el cáncer. Al mismo tiempo, es esencial que se promuevan políticas que reduzcan la exposición a estos contaminantes, protegiendo así la salud pública y el bienestar de las futuras generaciones.