
La des-extinción de especies, un concepto que parece sacado de una película de ciencia ficción, podría estar más cerca de lo que imaginas. La compañía biotecnológica Colossal asegura que, en pocos años, animales extintos como el mamut lanudo, el dodo y el tigre de Tasmania podrían regresar a la Tierra, gracias a avances en la genética y la biotecnología.
El mamut lanudo es una de las especies extintas más emblemáticas, y su regreso es uno de los proyectos más avanzados en el ámbito de la des-extinción. Colossal lleva trabajando en este proyecto desde 2021, utilizando tecnología de edición genética como CRISPR para insertar genes del mamut en el ADN de elefantes. Esto se logra utilizando ADN recuperado de mamuts congelados en el permafrost y combinándolo con el ADN de elefante asiático, la especie más cercana al mamut. El objetivo es crear embriones de mamut viables que puedan ser gestados por hembras de elefante africano, debido a su mayor tamaño, similar al de los mamuts.
Este avance no solo podría traer de vuelta al mamut, sino que también tiene implicaciones medioambientales importantes. Los científicos sostienen que los mamuts podrían ayudar a restaurar el ecosistema de la tundra ártica, lo que podría contribuir a mitigar los efectos del cambio climático. Al regresar los mamuts a sus hábitats naturales, podrían promover la preservación del permafrost al mantener el ecosistema en equilibrio. Aunque el proceso sigue siendo experimental, la compañía planea que los primeros mamuts nacidos en 4.000 años podrían ver la luz en 2027 o 2028.
El dodo y el tigre de Tasmania: des-extinción de aves y mamíferos
Mientras que el proyecto del mamut es de gran complejidad, Colossal también trabaja en la des-extinción de otras especies, como el dodo y el tigre de Tasmania, dos animales cuya extinción fue resultado de la actividad humana. Aunque los retos para resucitar a estas especies varían, las tecnologías empleadas son similares a las del proyecto del mamut.
El dodo, un ave no voladora que habitaba la isla Mauricio, desapareció en el siglo XVII debido a la caza excesiva y la introducción de especies invasoras. Sin embargo, gracias al ADN conservado y a los avances en la manipulación genética de aves, los científicos han logrado avances significativos en la creación de embriones de dodo. Uno de los principales obstáculos para traer de vuelta al dodo es que no existen especies cercanas que puedan servir como «madre sustituta», como ocurre con el mamut y el elefante. Las palomas de Nicobar, que comparten un ancestro común con el dodo, podrían ser una opción, aunque la falta de parientes cercanos plantea desafíos adicionales en cuanto a la viabilidad del proyecto.
El tigre de Tasmania, o tilacino, es otro animal cuya resurrección parece más alcanzable. Este marsupial, extinto en el siglo XX, fue cazado hasta la extinción, pero gracias a la disponibilidad de material genético y su naturaleza marsupial, que permite una gestación más corta en el marsupio, la des-extinción de esta especie se presenta como un reto técnico menos complejo. A pesar de los avances, el tigre de Tasmania sigue siendo un proyecto experimental, con desafíos en cuanto a la socialización y adaptación de los individuos nacidos en un entorno moderno.
Des-extinción: retos y dilemas éticos
Aunque la posibilidad de traer de vuelta especies extintas como el mamut, el dodo y el tigre de Tasmania es emocionante, existen retos científicos y dilemas éticos que aún deben resolverse. Aunque los avances en edición genética permiten reconstruir ADN antiguo y generar embriones viables, las especies resultantes podrían no ser exactamente iguales a las originales. Las diferencias genéticas entre los animales resucitados y sus antepasados podrían afectar su comportamiento y su capacidad para integrarse de manera efectiva en el ecosistema.
Uno de los mayores desafíos radica en el comportamiento social. Los animales extintos no pueden haber sido observados en su entorno natural desde hace siglos, por lo que sus comportamientos podrían ser diferentes de los esperados, incluso si su genética es similar a la original. Además, si se logra resucitar a estos animales, su adaptación a un mundo completamente diferente al de su extinción es incierta.
Los impactos ambientales también son una cuestión clave. Aunque algunos argumentan que animales como el mamut podrían ayudar a restaurar ecosistemas dañados, otros sostienen que esta intervención podría alterar los ecosistemas de manera impredecible. La preocupación sobre los efectos secundarios de reintroducir especies extintas, como el tigre de Tasmania, también está presente, ya que puede no haber suficiente espacio o recursos para que estas especies se adapten.
Los proyectos de des-extinción liderados por empresas como Colossal están empujando los límites de la biotecnología y la ciencia genética. Aunque las promesas de traer de vuelta animales como el mamut, el dodo o el tigre de Tasmania son tentadoras, la ciencia aún enfrenta obstáculos importantes, tanto técnicos como éticos. El regreso de estas especies podría ofrecer soluciones interesantes para la conservación y la mitigación del cambio climático, pero el equilibrio entre los avances científicos y los riesgos ambientales será fundamental en los próximos años.
Lo cierto es que, a medida que la biotecnología y la genética avanzan, el sueño de des-extinguir especies que alguna vez consideramos perdidas podría convertirse en una realidad. Sin embargo, los científicos y la sociedad deberán enfrentar las implicaciones de este poder con una reflexión profunda sobre los límites de la intervención humana en la naturaleza.