Con temperaturas cada vez más extremas, con escasez de agua cada vez más apremiante y con el 75% de la superficie de España en riesgo de desertificación, Greenpeace ha decidido actuar y propone soluciones ante estos desafíos ambientales.
En este artículo abordaremos más en detalle sobre cómo todo esto impacta en los paisajes, los ecosistemas y la biodiversidad del territorio español.

¿Qué encontrarás en este artículo?
1. Introducción
2. Greenpeace propone soluciones ante los desafíos ambientales en España
2.1 Sequías
2.2 Incendios
2.3 Pérdida de biodiversidad3. Conclusión
Greenpeace propone soluciones ante los desafíos ambientales en España
Una serie de sucesos catastróficos sobre el territorio de la península ibérica se suceden cada vez más producto de las consecuencias nefastas del cambio climático.
A continuación, mencionamos las más relevantes
- Sequía
Los estudios científicos de la región evidencian una progresiva expansión de los climas áridos y un retroceso de las temperaturas templadas y frías en España.
La expansión del regadío no ha tenido en cuenta los cambios de clima en la península y sigue aumentando en extensión en muchas superficies de España. Esto ha llevado a que se sitúen en zonas en las que ya ha evolucionado el clima es árido y semiárido.
La solución por parte de Greenpeace es que se frene el crecimiento de la demanda de agua para el regadío intensivo e industrial, la ganadería intensiva, así como para la industria y el uso turístico o urbano. De esta manera se podrá establecer una transición hidrológica justa con una hoja de ruta adecuada para adaptar el regadío y el futuro de la agricultura a la disponibilidad hídrica, así como garantizar un reparto equitativo de los recursos en cantidad y calidad con el abastecimiento de las poblaciones, los caudales ecológicos y otros usos prioritarios.
Asimismo, hay que brindar certeza absoluta en el derecho al acceso al agua a través de una gestión pública eficiente de los recursos hídricos que incorpore una mayor progresividad tarifaria en el consumo, como así también en tecnologías más eficientes en los sistemas gestionados de depuración, recuperación y reutilización de aguas y ahorro de las mismas.
- Incendios
El fuego ha dejado de ser una perturbación natural que moldea el paisaje para convertirse en una terrible amenaza para el país. Estos desastres son cada vez más difíciles de controlar y se han transformado en un problema recurrente para las poblaciones afectadas.
Solo en el año 2022, ardieron cerca de 270.000 hectáreas en toda España y se contabilizaron 5 Grandes Incendios Forestales. Se estima que la situación será cada vez peor por el cambio climático.
La solución por parte de Greenpeace es que mejore la gestión forestal todo el año, aunque no sea época de incendios, desarrollando modelos selvícolas en los que los administradores del Estado tengan que establecer un fondo presupuestario de apoyo a la prevención de incendios y a la gestión forestal para poder fortalecer el trabajo de todos los actores involucrados.
La prevención de incendios forestales no se limita a apagar fuegos; es esencial anticiparlos. Esto requiere una coordinación efectiva con las Comunidades Autónomas basada en criterios comunes para la creación de planes preventivos. Además, es fundamental fortalecer las competencias del Comité de Lucha contra los Incendios Forestales. También se necesitan medidas fiscales que favorezcan a los propietarios forestales, promoviendo una gestión activa del territorio sin comprometer los valiosos bienes y servicios que los bosques proporcionan, así como la generación de empleo en zonas rurales.
Las campañas de extinción de incendios no pueden estar limitadas a la temporada estival; es imperativo promover una gestión forestal adaptativa que cree paisajes más resistentes frente a los desafíos del cambio climático.

- Desertificación
España es el segundo país con más estrés hídrico de Europa y con el 75% de su territorio en riesgo de desertificación.
Existe un fuerte consenso entre la comunidad de científicos y en las proyecciones climáticas futuras que establecen que la región sufrirá en el futuro sequías diez veces peores que las actuales. Los periodos prolongados de sequía y calor reducirían la disponibilidad de agua dulce y comenzarán los rendimientos agrícolas. Esto, a su vez, conducirá a la escasez de agua y al aumento de los precios de los alimentos.
La solución desde el lado de Greenpeace es avanzar hacia la transición agrológica, convirtiendo las producciones agrícolas intensivas y superintensivas a explotaciones sostenibles, diversificadas y de bajo consumo de agua. Para ello, hay que incrementar la agricultura ecológica en un 30% de la superficie para 2030 y el 100% en 2050, vinculada a un uso de semillas tradicionales y a un aumento de la biodiversidad de las explotaciones, para así alcanzar la soberanía alimentaria en cada uno de los territorios de la península ibérica.
Además, es esencial identificar las áreas agrícolas más susceptibles al cambio climático y establecer un plan integral de adaptación y recuperación en colaboración con las Comunidades Autónomas. Este plan debe basarse en principios de agroecología, recuperación de suelos y la restauración de ecosistemas en mosaico.
También, es fundamental proteger y restaurar los ríos, bosques ribereños y cabeceras de valles. A través de proyectos destinados a «plantar agua,» se puede mejorar la capacidad de recarga de los acuíferos, contribuyendo así a la sostenibilidad de nuestros recursos hídricos.
- Pérdida de biodiversidad
Doñana, un espacio natural protegido situado en las provincias andaluzas de Huelva, Sevilla y Cádiz, se enfrenta a una serie de impactos ambientales, y lamentablemente, esta es solo una manifestación de la pérdida de biodiversidad que estamos presenciando.
Alrededor de un millón de especies están en riesgo de extinción, y muchas de ellas podrían desaparecer en cuestión de décadas. De los nueve límites planetarios identificados que explican los márgenes dentro de los cuales la humanidad puede operar con seguridad, siete de ellos ya se han superado: cambio climático, alteración de los ciclos globales de fósforo y nitrógeno, tasa de pérdida de biodiversidad, cambios en la disponibilidad de agua dulce, cambio en el uso del suelo y contaminación química, plástica y de otras sustancias.
Greenpeace exige que se tomen medidas decisivas para abordar esta crisis climática en la región:
- Proteger al menos el 30 % de la tierra y los océanos para 2030. Para lograr esto, es fundamental implementar el Plan Nacional de Adaptación ante las amenazas del cambio climático, asignándole el presupuesto adecuado. Este plan debe abarcar soluciones a largo plazo basadas en la naturaleza, con el objetivo de aumentar la resiliencia, mejorar los servicios ecosistémicos y fortalecer las condiciones sociales y culturales, así como el potencial de mitigación.
- Apoyar un Reglamento de Restauración de la Naturaleza de la Unión Europea ambicioso. Es esencial asegurar que este reglamento contemple objetivos sólidos y medidas efectivas, evitando el deterioro a largo plazo de los ecosistemas restaurados. También se debe considerar a los sectores responsables de la gestión y el uso del territorio.
En casos como el de Doñana, la solución debe ser más inmediata. Esto implica detener la expansión de los regadíos que están causando un daño irreversible, colaborar en la identificación y cierre de los pozos ilegales, comenzando por aquellos que tienen un impacto más significativo en el ecosistema, y poner fin a la impunidad en casos de delitos relacionados con el robo y la contaminación del agua, priorizando los que afectan a espacios naturales y parques nacionales, como es el caso de esta región.

Conclusión
Las sequías, los incendios y la pérdida de biodiversidad son solo una muestra de los desafíos ambientales a los que se enfrenta España a causa del cambio climático. Desde Greenpeace se propone actuar sin perder el tiempo, ya que el futuro de los ecosistemas y la sustentabilidad para las futuras generaciones se encuentran en peligro de extinción.