Patricia Pintos y su frase contundente: “Los humedales son un amortiguador natural y estamos perdiendo esa protección”

Rama con gotas de agua goteando sobre una superficie líquida, formando ondas concéntricas.

Patricia Pintos es ejemplo a la hora de hablar sobre los humedales en Argentina. Geógrafa, docente de la Universidad Nacional de La Plata e investigadora del Conicet, su voz aparece cada vez que los incendios en el Delta del Paraná o la demora en la Ley de Humedales vuelven al centro de la escena.

“Los humedales son un amortiguador natural. Regulan inundaciones, almacenan carbono y sostienen biodiversidad. Cuando los degradamos, perdemos esa protección”, explicó en diálogo con Página/12.

Desde hace más de diez años participa en foros y audiencias públicas reclamando una Ley de Humedales. Día a día sostiene una frase clave: que el Congreso sigue sin dar respuesta. “La falta de una ley nacional es una deuda de la democracia. Cada año que se demora se pierden miles de hectáreas por incendios o por el avance de proyectos extractivos”, señaló en una entrevista reciente.

El peso de sus palabras se sostiene en la evidencia que recopila desde hace décadas. “En el Delta del Paraná, más de un millón de hectáreas fueron arrasadas en los últimos años. No hay forma de explicar eso como fenómenos naturales: son incendios intencionales que responden a un modelo productivo”, remarcó en Télam.

La presión sobre el territorio

La profesional hizo hincapié sobre los incendios y los vinculó con el avance del agronegocio y del mercado inmobiliario. “La expansión de la frontera ganadera y de los barrios privados en zonas de humedales está destruyendo un patrimonio natural que es clave para mitigar el cambio climático”, dijo en La Nación. Su discurso incomoda, porque interpela a sectores con mucho poder económico y político.

Ciencia y compromiso

En charlas con estudiantes suele insistir en que la ciencia tiene que salir de los laboratorios. “No alcanza con publicar papers. Nuestro deber es llevar la investigación a la sociedad y dar herramientas a las comunidades para defender sus territorios”, sostuvo en la UNLP.

Ese cruce entre investigación y activismo explica por qué su figura es respetada en ámbitos académicos y, al mismo tiempo, escuchada en asambleas ciudadanas que defienden los humedales en Santa Fe, Entre Ríos o Buenos Aires.

Para ella, no se trata de elegir entre desarrollo económico y conservación, sino de reconocer que sin regulación ambiental no habrá desarrollo sostenible posible.