
Los bosques de macroalgas de la Patagonia chilena están en peligro. Estos ecosistemas se
destacan por su amplia biodiversidad y por su capacidad para absorber dióxido de carbono. Perode acuerdo con un estudio llevado a cabo recientemente por el Instituto de Ecología y
Biodiversidad (IEB) y el Instituto Milenio en Socio-Ecología Costera (SECOS), diversos factores
amenazan su supervivencia.
Entre los desafíos que enfrentan se destacan: el avance sin control de la industria salmonera
(incluso en áreas que deberían estar protegidas por la ley), el aumento de la temperatura como consecuencia del calentamiento global y la contaminación de los océanos.
La autora principal del estudio, la científica María José Martínez-Harms, explica que estos bosques (en especial los de la especie Macrocystis pyrifera) llevan a cabo funciones ecológicas vitales para los ecosistemas marinos de Chile. Por ejemplo, proveyendo hábitats para diferentes especies de peses, crustáceos, mariscos y microorganismos.
Pero además, las macroalgas actúan como barreras naturales contra las tormentas y evitan que las costas del país cedan ante la erosión de las olas. Pero lamentablemente, y pese a múltiples campañas de concientización de organizaciones ambientalistas como Greenpeace Chile, las industrias pesqueras y exportadoras de algas continúan devastando los bosques submarinos del país.
¿Por qué los bosques de macroalgas son tan importantes para la lucha contra el cambio climático?
Los bosques submarinos de macroalgas de la Patagonia chilena son aliados importantísimos en la lucha contra el cambio climático. La especie Macrocystis pyrifera, en particular, cumple una función similar a la de los árboles en tierra firme, ya que captura enormes cantidades de dióxido de carbono a lo largo de su vida y lo almacena en su biomasa. Este mecanismo ayuda a reducir la concentración de gases contaminantes en la atmósfera terrestre.

Los científicos denominan al carbono que absorben estas plantas (así como otros bosques y
manglares submarinos) “carbono azul”. Y la mayor diferencia con los bosques terrestres, es que macroalgas crecen mucho más rápido, por lo que son capaces de absorber más carbono en menos tiempo. Y cuando mueren, en vez de liberarlo a la atmósfera, el carbono queda almacenado en el fondo marino durante cientos de años.
Sin embargo, su capacidad depende directamente de la extensión de los bosques y de su salud.
Por eso es tan importante protegerlos de los efectos de las actividades humanas (como la industria salmonera, la contaminación o el cambio climático).
Constructores de hábitats para la biodiversidad marina
Algunos científicos comparan a los bosques de macroalgas con los ingenieros. Esto se debe a que, especies como la Macrocystis pyrifera, crean hábitats donde los peces, los crustáceos, e incluso algunos pequeños mamíferos marinos pueden vivir, protegerse de los depredadores, reproducirse y obtener alimento. Por este motivo resultan esenciales para toda la cadena alimenticia marina.
Pero además, estos bosques submarinos tienen la capacidad de regular la temperatura del océano y estabilizar el fondo marino cuando el oleaje es demasiado fuerte. Si desaparecieran habría una gran pérdida de especies y tanto las cadenas alimenticias como los ecosistemas se verían enormemente degradados. Por eso es importante que el público general tome conciencia sobre su importancia para el planeta.
Sustento económico para las comunidades costeras

Pero no todo se trata del valor ecológico de los bosques submarinos. También son una fuente deingresos económicos para muchos chilenos que viven en las zonas costeras de la Patagonia.
Gracias a estos ecosistemas, los habitantes de las costas pueden contar con especies como
moluscos, crustáceos y peces para vender y consumir.
Otra práctica muy común (especialmente entre las comunidades indígenas de la región) es la
recolección de algas, ya sea para alimentarse, para fines medicinales o para la exportación a
sectores como la industria farmacéutica. Por último, los bosques de macroalgas son esencialespara fomentar el ecoturismo en las áreas protegidas. Por eso es importante conservarlos, para que puedan seguir siendo el motor económico de la región.