
Los glaciares son las principales fuentes de agua dulce del planeta. Por este motivo, este año la Organización de las Naciones Unidas (ONU) decidió establecer una nueva fecha conmemorativa para que la población mundial tome conciencia sobre su relevancia para la vida: el Día Mundial de los Glaciares.
Para reforzar la trascendencia del vínculo entre los glaciares y el agua, la fecha elegida para celebrar a estos gigantes de hielo fue el 22 de marzo, un día después del ya establecido Día Mundial del Agua. Esto se debe a que ambas efemérides buscan poner en boga un problema que no para de crecer: la desaparición del hielo en las zonas andinas y su impacto directo en el suministro de agua potable.
¿Por qué esto es tan significativo para Chile? Porque se trata del país con mayor concentración de glaciares de América del Sur. Y especialmente en aquellas regiones donde la sequía se ha vuelto cada vez más frecuente como consecuencia del cambio climático, los glaciares cumplen una función vital como reservas naturales de agua dulce.
Por este motivo, organizaciones ambientalistas como Greenpeace Chile vienen advirtiendo desde hace años acerca del grave retroceso que padecen estos enormes bloques de hielo. Y en los últimos años la situación ha empeorado como resultado del calentamiento global y de actividades humanas como la minería.
¿Por qué los glaciares se encuentran en riesgo de desaparecer?
Los glaciares son masas de hielo que se van formando por la acumulación de nieve a lo largo de los años. Durante el verano y la primavera se van descongelando de forma lenta, ayudando a mantener el suministro de agua subterránea y el caudal de los ríos. Esto es especialmente importante en las zonas áridas o semiáridas, donde suelen escasear otras fuentes de agua.
Pero a medida que el calentamiento global aumenta, el derretimiento de los glaciares se ha ido acelerando a niveles nunca antes vistos. Y con temperaturas por encima del promedio histórico, estas reservas de agua helada van perdiendo volumen más rápido de lo que pueden recuperarlo. A esto se suma el impacto de actividades humanas como la minería de alta montaña, la deforestación y la urbanización.

¿El resultado? Países como Chile, que dependen de los glaciares para su suministro de agua dulce, quedan al borde de una crisis hídrica. Lamentablemente, son muchos los casos de glaciares fragmentados, cubiertos por polvo o directamente eliminados por la mano del hombre.
Regiones al borde del colapso
Saber que Chile concentra el 80,5% de la superficie glaciar de Sudamérica es alentador. Sin embargo, la mayoría de estos glaciares se encuentran en retroceso. Si se tiene en cuenta que, solo en la Región Metropolitana, los glaciares aportan hasta el 67% del caudal de verano del río Maipo, no quedan dudas de que la principal fuente de agua de Santiago está en peligro.
Y según el Ministerio del Medio Ambiente, las regiones de Coquimbo, Ñuble y Valparaíso ya enfrentan niveles críticos de escasez. En Coquimbo, el 48% de la población está en situación de crisis hídrica, y los niveles de agua en ríos y embalses están por debajo del promedio histórico. Mientras que en Petorca y San Antonio, los cortes de agua son parte del día a día.
Proyectos que agravan aún más el problema
A pesar de emergencia, aún existen proyectos extractivos que siguen poniendo presión sobre las cuencas y los glaciares chilenos. Sin ir más lejos, hace poco fue denunciado el proyecto minero-portuario Dominga, en la Región de Coquimbo, que no hace más que sobreexigir la cuenca del río Los Choros, que ya se encuentra en riesgo ante la falta de lluvias y la sobreexplotación.
Pero el caso Dominga es solo uno de cientos. Muchas industrias obtienen permisos para operar en zonas donde el agua no abunda sin que se les exijan los estudios de impacto ecológico necesarios para proteger los ecosistemas chilenos. La industria agrícola no se queda atrás, con extracciones masivas de agua subterránea para sus cultivos.

Por eso Chile eligió seguir el ejemplo de países como Argentina, con esta ley que impide cualquier tipo de intervención sobre glaciares y zonas periféricas. Y aunque esta iniciativa ha enfrentado una fuerte resistencia del sector privado, por una vez, prevaleció lo importante que es para todos los chilenos conservar estos ecosistemas vitales.