El aire que respiramos: las naciones con mayor contaminación en 2024

 El aire que respiramos: las naciones con mayor contaminación en 2024

La contaminación del aire es uno de los problemas más graves que enfrenta el planeta, tal cual han advertido diversas organizaciones ambientalistas, como Greenpeace. No solo afecta el medio ambiente, sino que está dejando un impacto profundo en la salud de miles de millones de personas. A medida que los niveles de polución continúan aumentando en varias regiones del mundo, un nuevo informe global revela las naciones más afectadas por esta crisis. En medio de la creciente preocupación por la calidad del aire, muchos se preguntan hasta cuándo podrán soportar los efectos de este problema sin una solución efectiva a la vista.

Aire irrespirable en los países más contaminados del planeta

En 2024, el informe de IQAir ha sacado a la luz que la calidad del aire en el mundo sigue deteriorándose. Este análisis, que abarcó más de 7,800 ciudades a nivel global, muestra un panorama desalentador en el que India, Pakistán, Bangladesh y Tayikistán vuelven a liderar la lista de los países más contaminados. Estas naciones, ubicadas en Asia, son las que más contribuyen al problema de la polución atmosférica, una consecuencia directa de la crisis climática que se agrava con cada año que pasa. La falta de políticas efectivas y la creciente actividad industrial y agrícola en la región han exacerbado esta situación, dejando a millones de personas respirando aire que pone en riesgo su salud.

En particular, la ciudad india de Begusarai, situada en el estado de Bihar, se destaca como la más contaminada del mundo, con niveles de partículas finas que superan por 23 veces el límite recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Otras ciudades como Delhi, Guwahati y Mullanpur también figuran en los primeros puestos de este trágico ranking, reflejando la magnitud del problema en el país.

Impacto de la contaminación en la salud

El CEO de IQAir, Frank Hammes, ha advertido sobre las graves consecuencias que tiene la exposición constante a niveles tan elevados de contaminación. Según Hammes, la vida de los habitantes de los países más afectados se acorta entre tres y seis años, debido a los efectos nocivos de la polución atmosférica. Este es un sufrimiento que podría evitarse si se implementaran medidas para mejorar la calidad del aire, una responsabilidad que recae principalmente en los gobiernos.

Pakistán también aparece en los primeros puestos del ranking de contaminación. Lahore, la segunda ciudad más grande del país, es una de las más afectadas por las partículas finas que provienen de la quema de cultivos y las emisiones industriales. El aire en esta región es tan denso que representa una amenaza constante para la salud de sus habitantes. En Bangladesh, la capital Dhaka se ubica en el puesto 24, lo que la convierte en una de las ciudades más contaminadas del mundo. La situación en estos países refleja la urgencia de actuar antes de que las consecuencias sean aún más devastadoras.

Asia central y África no escapan de la crisis

En Tayikistán, el panorama no es menos alarmante. Las emisiones provenientes de prácticas agrícolas y la quema de combustibles fósiles han colocado al país entre los más contaminados de Asia Central. La cantidad de partículas finas en el aire es tan elevada que respirar en estas regiones se ha vuelto una actividad peligrosa.

Mientras tanto, en África, aunque sigue siendo un continente subrepresentado en cuanto a datos de calidad del aire, algunos países comienzan a destacar en los rankings de IQAir. Burkina Faso, por ejemplo, se ha convertido en el quinto país más contaminado del mundo. Aunque la falta de estaciones de monitoreo impide obtener una imagen completa del problema, es evidente que la contaminación está afectando gravemente a millones de personas en esta región.

China e Indonesia enfrentan nuevos retos

China, que había logrado avances significativos en la reducción de la polución durante la última década, ha experimentado un retroceso preocupante. En ciudades como Beijing, los niveles de PM2.5, una de las partículas más peligrosas para la salud, han aumentado un 14% en comparación con el año anterior. Aunque las políticas de aire limpio implementadas por el gobierno chino han extendido la esperanza de vida en 2.2 años, el regreso del smog pone en duda la eficacia a largo plazo de estas medidas.

En el sudeste asiático, Indonesia ha emergido como el país más contaminado de la región, con un incremento del 20% en los niveles de contaminación respecto al año anterior. Otras naciones como Vietnam y Tailandia también han visto un aumento alarmante en la polución, con ciudades como Bangkok y Chiang Mai entre las más afectadas. Ante esta crisis, las autoridades se han visto obligadas a implementar medidas de emergencia, como el teletrabajo obligatorio para los empleados públicos, en un intento de reducir la exposición al aire contaminado.

Desigualdad en el acceso a datos sobre la calidad del aire

Uno de los problemas más críticos que señala el informe de IQAir es la creciente disparidad en la disponibilidad de datos sobre la calidad del aire en diferentes partes del mundo. Regiones como África, América del Sur y el Medio Oriente carecen de suficientes estaciones de monitoreo, lo que impide una evaluación precisa de la magnitud del problema. Esta falta de información no solo limita la capacidad de los gobiernos para abordar el problema, sino que también oculta la verdadera gravedad de la contaminación en estas áreas.

A pesar de este sombrío panorama, hay una luz de esperanza en la creciente movilización de la sociedad civil, empresas y científicos para exigir acciones concretas a los gobiernos. Cada vez más personas están tomando conciencia de la importancia de respirar aire limpio y están presionando para que se implementen medidas que frenen la contaminación.

Frank Hammes, de IQAir, ha subrayado la importancia de esta presión social, afirmando que es crucial para que los gobiernos tomen en serio el problema de la calidad del aire. La lucha por un aire más limpio es un desafío que requerirá la cooperación global y la voluntad política. Mientras tanto, millones de personas en todo el mundo siguen respirando un aire que, poco a poco, acorta sus vidas.