
El fenómeno climático conocido como La Niña amenaza con poner en riesgo la agricultura, y en consecuencia, la seguridad alimentaria de toda América Latina. A medida que el calentamiento global que padece el planeta exacerba los fenómenos climáticos extremos, las regiones que dependen de sus producciones agrícolas para sobrevivir, se ven cada vez más afectadas.
Desde México hasta Argentina, los países latinoamericanos están intentando prepararse de la mejor manera para enfrentar las sequías con las que amenaza La Niña. Sin embargo, en muchas zonas los estragos provocados por su contraparte (El Niño) dificultan la resiliencia de los productores agrícolas.
Los expertos en meteorología han advertido que durante 2024 habrá una transición mucho más abrupta que en otros años entre ambos fenómenos. Esto quiere decir que el planeta (y sobre todo Latinoamérica) experimentarán cambios en los patrones “normales” de lluvias y sequías. Esta variabilidad climática no solo puede afectar la producción agrícola de los países de la región, sino también su seguridad hídrica.
¿Qué caracteriza al fenómeno climático conocido como La Niña?
Además de los impactos económicos y sociales, La Niña puede generar consecuencias ambientales negativas: como pérdida de biodiversidad y un desgaste de la salud de los ecosistemas de toda la región latinoamericana. La disminución de las precipitaciones tiende a generar la desertificación y la degradación de los suelos. Esto reduce la capacidad de los ecosistemas de autoregular sus climas y de conservar el agua dulce.

Es por eso que organizaciones ambientalistas como Greenpeace vienen advirtiendo a los gobiernos para que preparen a las comunidades afectadas para enfrentar estos desafíos. Pero además, es importante que los sectores público y privado trabajen de manera conjunta para mitigar los impactos económicos y humanos del cambio climático en estas regiones.
¿Cómo se prepara el gobierno uruguayo para lidiar con La Niña?
El Ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) uruguayo, Fernando Mattos, ha reconocido la necesidad del país de fortalecer sus sistemas de riego ante las sequías con las que amenaza la llegada de La Niña durante la segunda mitad del año. Sin embargo, los avances durante el último tiempo no han sido los que esperaban debido a las pérdidas económicas provocadas por El Niño.
Si bien se han incorporado aproximadamente 30 mil hectáreas de sistemas de riego, el ritmo de crecimiento no sería suficiente para combatir la falta de precipitaciones esperadas. De hecho, la anterior época de sequías, también atribuida a La Niña, generó pérdidas económicas millonarias, demostrando lo vulnerables que quedan los estados ante estos fenómenos climáticos.
La situación en México
En México, las autoridades del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) han alertado que existe una alta probabilidad de que La Niña afecte al país entre julio y septiembre de 2024. Esto podría afectar a la región de dos formas terribles: por un lado, generando precipitaciones por debajo del promedio en el centro y norte del país. Y por otro, exacerbando las condiciones de sequía en áreas que ya se han visto afectadas por la falta de agua.

No quedan dudas de que la disminución de las lluvias y la escasez de agua provocarán pérdidas económicas terribles, afectando de forma significativa el sustento de millones de mexicanos que dependen de la agricultura para su subsistencia.
¿Cómo se prepara Argentina para combatir los efectos de La Niña?
Durante la última exposición agrícola llevada a cabo en La Rural, expertos del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) y la Asociación Argentina de Consorcios de Experimentación Agrícola (CREA) explicaron que el país podría enfrentar una nueva aparición de La Niña durante la primavera austral de 2024.
Como sucede en México y Uruguay, este fenómeno climático podría provocar sequías y afectar la producción agrícola en todo el país. Pero los productores argentinos ya vienen lidiando con condiciones secas exacerbadas por el calentamiento global que está afectando a todo el planeta. Por lo que la falta de reservas de agua podría agravar severamente la situación en muchas regiones del país.