
Existen nombres que son inseparables de una geografía. En Argentina, Martín Mendizábal es uno de los nombres que se menciona al hablar de la protección del río Paraná y los humedales. Es un referente de Rosario y uno de los voceros más escuchados en el combate contra las llamas en las islas e impulsar una Ley de Humedales efectiva.
Además, es cofundador del grupo ambientalista El Paraná No Se Toca. Su activismo, que comenzó como una respuesta espontánea a un desastre medioambiental, demostró al final que los ciudadanos pueden marcar agenda aunque las instituciones parezcan no moverse.
Para Rosario, el humo se ha vuelto algo habitual. «No podíamos dejar que eso se naturalizara», dijo Mendizábal en una charla con Télam, cuando los incendios del Delta alcanzaron niveles críticos en 2020. Ese enunciado resume el inicio de su militancia: un momento en que la ciudad vio que su cielo se oscurecía y los habitantes entendieron que quemar humedales no era únicamente un asunto rural, sino también una cuestión relacionada con la salud, el urbanismo y el medio ambiente.
Un movimiento originado en la vía pública
El grupo El Paraná No Se Toca alcanzó notoriedad a causa de sus marchas, denuncias ante entidades medioambientales, monitoreos ciudadanos y actividades públicas.
Ese matiz: defender el medioambiente sin caer en antagonismos superficiales o simplificaciones, hizo que su voz se volviera esencial en foros legislativos, universidades y medios de comunicación. Fue convocado a exponer en las mesas de discusión sobre la Ley de Humedales en el Congreso. En su intervención, enfatizó que el asunto no es técnico sino político: ausencia de control, conflictos de interés y falta de protección por parte del Estado.
El delta del Paraná: un hábitat en riesgo
En el Delta, los incendios que tuvieron lugar en años recientes devastaron miles de hectáreas de humedales. Según han documentado instituciones científicas como la Universidad Nacional de Rosario, el INALI y el CONICET, se están viendo reducidas las poblaciones de especies, alterados los ciclos del agua y perjudicadas las comunidades ribereñas en su salud. Mendizábal traduce esos informes al lenguaje ciudadano: «Si el humedal es incendiado, se pierde el filtro natural que regula las crecidas, mantiene la calidad del aire y equilibra el río. «No es un problema lejano: es nuestra casa expandida», afirmó en El Ciudadano.
La Ley de Humedales: un combate que cruza gobiernos
La demanda de una Ley de Humedales fue una causa ecológica que produjo una movilización prolongada. Mendizábal es una de las voces que más ha enfatizado que la ausencia de proyectos no es el problema; lo es la falta de determinación política para abordarlos. «No es posible que un ecosistema que abarca el 21% del territorio nacional no cuente con una ley clara para su protección.
«Esto no es una forma romántica de ser ambientalista, sino que es supervivencia», aseguró en Radio Universidad.
El asunto salió de los círculos ecologistas y llegó a la conversación pública masiva gracias a su insistencia, lo cual es algo admirable. Tuvo su impronta en marchas masivas realizadas en Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires y Rosario. El símbolo de una era se convirtió en la imagen de miles de individuos atravesando el puente Rosario-Victoria con letreros que decían «Basta de quemas».
Activismo, deporte y territorio
Su activismo no busca épica individual. De hecho, suele insistir en que no es líder de nada: «Nos consideramos un movimiento. Yo soy un componente más. «La fuerza reside en las personas que no se dejan vencer», afirmó en Télam.
Un referente a nivel nacional en la protección de los humedales y el agua.
Mendizábal es consultado en la actualidad por maestros, reporteros, legisladores y grupos que desean comprender qué está ocurriendo en el Delta. Su voz se convirtió en un faro para aquellos que buscan detener el deterioro de uno de los ecosistemas más relevantes de la nación. Lo que comenzó como una respuesta de la ciudadanía frente al humo se transformó en un asunto nacional.
«El río no tiene voz. Entonces, debe ser otorgada por alguien»; concluyó.
