
Investigadores de la Universidad Católica de Daegu, en Corea del Sur, han realizado un estudio que revela los posibles efectos de los nanoplásticos en el cerebro de ratones. Los resultados, publicados en la revista Neuroscience y divulgados por PsyPost, sugieren que estas diminutas partículas podrían alterar el desarrollo cerebral, especialmente en etapas críticas de la vida.
Los nanoplásticos, que tienen menos de un micrómetro de diámetro, equivalen a una septuagésima parte del grosor de un cabello humano. Su tamaño extremadamente reducido les permite infiltrarse en las células humanas, el torrente sanguíneo y órganos esenciales, incluso atravesando la placenta para ingresar al cuerpo de los fetos. Esto los hace potencialmente más peligrosos que los microplásticos.
En este experimento, los científicos administraron nanoplásticos de manera oral a ratones en diferentes etapas de su vida, desde la gestación hasta la adultez. Posteriormente, se evaluó el comportamiento locomotriz y social de los animales, así como la actividad en regiones cerebrales relacionadas con la dopamina, un neurotransmisor que regula el estado de ánimo y funciones motoras.

Efectos conductuales y cerebrales observados
Los hallazgos del estudio destacan el impacto específico de los nanoplásticos en distintas etapas del desarrollo de los ratones. En el caso de los machos expuestos a estos materiales durante la última etapa de gestación y al principio de su edad adulta, se observaron alteraciones significativas en su comportamiento social. Estos ratones mostraron una menor tendencia a la familiaridad con otros y una mayor propensión a conductas ansiosas, como permanecer inmóviles en entornos desconocidos.
Además, se identificó una disrupción en la actividad cerebral en zonas relacionadas con la dopamina, como la corteza prefrontal y la amígdala. En contraste, los ratones expuestos a nanoplásticos durante la mitad de su gestación exhibieron una reducción de movimiento, mientras que aquellos que los recibieron en la adolescencia presentaron una mayor actividad cerebral sin cambios relevantes en su comportamiento.
Implicaciones para la salud humana
Aunque los resultados se basan en experimentos con roedores, los investigadores destacan que estas observaciones podrían tener implicaciones para los humanos. PsyPost señala que los nanoplásticos representan una amenaza para la salud debido a su capacidad de afectar el cerebro y otros sistemas vitales. Esto refuerza la preocupación sobre el impacto de los plásticos en el medio ambiente y la salud pública.
El estudio también pone de manifiesto la necesidad de realizar investigaciones adicionales que consideren otras variables, como el sexo y diferentes especies, para entender mejor las consecuencias de la exposición a nanoplásticos en seres vivos.

Limitaciones y futuras líneas de investigación
Los autores reconocen que una de las principales limitaciones del estudio es su enfoque exclusivo en roedores machos, lo que podría sesgar los resultados y limitar su generalización. No obstante, el trabajo proporciona evidencias valiosas sobre los riesgos que los nanoplásticos representan para el cerebro y la salud general.
De cara al futuro, los científicos sugieren ampliar los estudios para incluir una mayor diversidad de sujetos y explorar cómo los nanoplásticos interactúan con diferentes sistemas biológicos. Este enfoque podría ayudar a desarrollar estrategias más efectivas para mitigar los efectos adversos de estos materiales.
Contaminación con nanoplásticos
Este estudio se suma a un creciente cuerpo de evidencia que subraya los peligros de la contaminación por plásticos en sus diversas formas. La capacidad de los nanoplásticos para infiltrarse en sistemas biológicos y alterar funciones vitales plantea serios desafíos para la salud global. A medida que aumentan los niveles de contaminación, es crucial implementar medidas para reducir la producción y el uso de plásticos, así como promover la investigación sobre sus efectos.
Organizaciones ambientalistas como Greenpeace han advertido que resulta imperativo concienciar a la población y fomentar políticas públicas que aborden el problema desde su origen. Los nanoplásticos, aunque diminutos, representan una amenaza que no debe subestimarse en el contexto de la salud y el medio ambiente.