
Hace 3 años, los representantes de 146 países se reunieron en Glasgow para proteger a los bosques tropicales del planeta. Durante aquella Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) se comprometieron a reducir a cero los niveles de deforestación antes del final de la década.
Pero a pesar de esta promesa, algunos países continúan devastando millones de hectáreas de bosques tropicales alrededor del mundo. Sin ir más lejos, solo en 2023, naciones como Brasil, la República Democrática del Congo, Bolivia e Indonesia (entre otros) desforestaron más de 3,8 millones de hectáreas de bosques primarios.
Es importante resaltar que también ha habido algunos avances en materia de conservación y que, gracias a políticas más estrictas establecidas por los nuevos gobiernos de Brasil y Colombia, estos países lograron disminuir significativamente la deforestación en sus territorios.
Pero a pesar de estos avances, la tasa de destrucción de bosques sigue siendo alarmante y organizaciones ambientalistas como Greenpeace o The Nature Conservancy continúan luchando para proteger estos recursos naturales y que los objetivos internacionales de conservación establecidos puedan verse cumplidos antes de 2030.
¿Qué países destruyeron más bosques tropicales en 2023?
De acuerdo con el análisis basado en el estudio anual de la plataforma Global Forest Watch del World Research Institute (WRI), que junto a la Universidad de Maryland se encarga de monitorear la evolución de los bosques del planeta, el país con mayores tasas de deforestación durante el año pasado fue Brasil, con 1,77 millones de hectáreas de bosques deforestados.

Al país con el mayor pulmón verde del globo le sigue la República Democrática del Congo, con 530 mil hectáreas de bosques destruidos, y Bolivia, que con un aumento del 27% de la deforestación con respecto a 2022, alcanzó las 385 mil hectáreas de selva tropical perdida. Este fatídico Top 10 lo completan Indonesia, Laos, Camerún, Madagascar, Malasia y otros dos países latinoamericanos: Perú y Colombia.
El paso adelante de Brasil con Lula Da Silva
Aunque Brasil sigue encabezando la lista negra de los países que más bosques tropicales destruyen, bajo la presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva (quien asumió en enero de 2023 comprometiéndose a eliminar la deforestación en la Amazonía para el año 2030) ha logrado una reducción del 36% en el total de las áreas deforestadas, en comparación con 2022.
Gracias a políticas ambientales como del presidente la creación de áreas protegidas, la entrega de territorios a comunidades indígenas para su conservación y una mayor inversión en industrias sostenibles, este país logró reducir aproximadamente en 600 mil hectáreas la tasa previa de bosques deforestados.
De esta manera, Brasil logró alcanzar su nivel más bajo de deforestación desde el año 2015 a la fecha y disminuir su participación en la destrucción global de bosques de un 43% en 2022 a un 30% en 2023.
El ejemplo de Colombia bajo la administración de Gustavo Petro
Durante el último año, Colombia también mostró un progreso impresionante en materia de sostenibilidad de sus bosques tropicales. El país cafetero logró una reducción cercana al 50% en sus niveles de deforestación, pasando de 130 mil hectáreas en 2022 a 70 mil hectáreas en 2023. Esta drástica disminución lo hizo descender 5 puestos en el ranking de destrucción de la WRI, pasando del décimo puesto, al quinto.
Sin dudas esta mejora estuvo relacionada con las acciones de restauración impulsadas por el presidente Petro, entre ellas, la reforma rural integral, la implementación de actividades económicas más amigables con el planeta, como el ecoturismo, y los programas de cooperación internacional que invierten en el trabajo sostenible de comunidades indígenas y campesinas.
La otra cara de la moneda

A pesar de los avances vistos en Brasil y Colombia, hubo países como Bolivia, Laos y Nicaragua que mostraron incrementos preocupantes en la deforestación de sus bosques. Por tercer año consecutivo, Bolivia rompió sus récords de devastación de los bosques tropicales y se convirtió en el tercer país con mayor devastación a nivel mundial, con un aumento del 27% con respecto al año anterior.
Mientras que en otros puntos del globo, como Laos y Nicaragua, la expansión agrícola provocó pérdidas del 1,9% y el 4,2% de sus selvas tropicales, respectivamente. Estos aumentos, así como las cifras más esperanzadoras, son una muestra de cómo la voluntad de los políticos es fundamental para lograr cambios significativos en la conservación de los bosques y combatir de una vez y para siempre la deforestación.