
La contaminación del aire en Chile vuelve a dar que hablar. De acuerdo con el más reciente Informe Mundial sobre la Calidad del Aire (realizado en 2024), Chile está a la cabeza de la lista de países de América Latina y el Caribe que más ciudades con altos niveles de contaminación por material particulado fino (PM2.5) posee en la región.
Seis de las 15 ciudades con el aire más viciado se encuentran en el sur de Chile: Coyhaique, Nacimiento, Pitrufquén, Osorno, Padre Las Casas y Victoria. No sorprende que se trata de zonas que han lidiado históricamente con fuentes contaminantes como la quema de leña para la calefacción, las extracciones mineras y los incendios forestales.
¿Cómo se analizó la contaminación del aire en Chile y el mundo?
El análisis fue realizado por IQAir, una organización suiza especializada en el monitoreo de la calidad del aire. Para ello, los expertos analizaron más de 40 mil estaciones de monitoreo en casi 9 mil ciudades de todo el mundo. Solo en América Latina, fueron consideraron 28 países. Chile se ubicó como el sexto país con más contaminación por PM2.5, detrás de Perú (puesto 5º) y muy por detrás de Colombia (puesto 11º) y Argentina (puesto 17º).
Además, el informe analizó el aire de 138 países del planeta para determinar cuáles tienen la mayor concentración de PM2.5 (el más dañino para la salud humana). En este ranking, Chile se encuentra en el puesto número 62. Cabe aclarar que la quema de leña y los incendios forestales no son los únicos responsables de esta clase de material particulado. A ellos se suman la quema de combustibles fósiles, el transporte y las industrias.
Y si bien en el último año la concentración promedio en el país bajó más de 2 puntos (de 18.8 a 16.6 microgramos por metro cúbico), todavía se encuentra 3 veces por encima del límite recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que es de 5 microgramos por metro cúbico.

El peligro de respirar veneno
De acuerdo con la vocera de la organización ambientalista Greenpeace Chile, Silvana Espinosa, el informe no hace más que confirmar lo que ya se sabe: que la salud de los chilenos está en riesgo. Los altísimos niveles de contaminación afectan la vida de miles de personas, especialmente en el sur del país, donde ciudades como Coyhaique poseen niveles de PM2.5 hasta diez veces más altas de lo que recomienda la OMS.
Lo que es curioso es que el país cuenta con una de las mejores redes de monitoreo de toda América Latina. Sin embargo, esa información no se traduce en políticas para cuidar a sus ciudadanos de la contaminación aérea. El tipo de transporte, la dependencia de la leña para calentar los ambientes y el empeoramiento de los incendios forestales como resultado del cambio climático no han hecho más que agravar la situación.
¿Quiénes son los chilenos más expuestos?
Como suele suceder con estas cosas, los más afectados son los pobladores más vulnerables. La exposición prolongada a PM2.5 está vinculada con enfermedades respiratorias, cardiovasculares, deterioro del desarrollo infantil y muertes prematuras. Sin embargo, es importante aclarar que la contaminación del aire no distingue clases sociales, aunque suele castigar de peor manera a quienes viven en zonas rurales o no tienen fácil acceso a la salud.
En el caso de la capital del país, la situación ha mejorado un poco desde el último informe. En el ranking de capitales, Santiago se ubicó en el puesto 51 de 121, con una concentración media de 17.3 µg/m³, la más baja en los últimos 6 años. El problema es que esta cifra sigue siendo más de 3 veces superior al límite sugerido por la OMS.
El problema de Santiago
En ciudades como Santiago, los peores momentos de contaminación suelen darse durante el invierno, cuando las inversiones térmicas impiden que los contaminantes se dispersen con normalidad. A esto se suma que la ciudad depende casi exclusivamente de los automóviles para la movilidad de los ciudadanos, lo que contribuye a aumentar las emisiones.
Por eso es necesario que la ciudad mute hacia una movilidad más limpia y una matriz energética menos contaminante. La calidad del aire no puede seguir dependiendo de factores climáticos o de medidas temporales. La única forma de mejorar el aire y la salud de los chilenos es a través de políticas a largo plazo.

Proteger a los chilenos del sur, una deuda histórica
La situación actual de las ciudades del sur refleja un problema antiguo: la falta de alternativas al uso de leña para calefaccionar los hogares y cocinar. Tratándose de regiones donde hace frío durante la mayor parte del año, no existe una infraestructura energética que pueda suplantar a la quema de leña.
Por eso es fundamental que el gobierno preste apoyo para resolver este problema ambiental y sanitario. Es urgente que se desarrollen programas de reconversión energética y se brinden subsidios para la implementación de tecnologías limpias que permitan que respirar aire limpio no sea un privilegio, sino un derecho.